jueves, 28 de mayo de 2009

Campeón con (triple) corona


Hace unos días entrevisté a un entrenador de un equipo de fútbol regional que acababa de ascender de categoría. Desde su llegada al banquillo, en el mes de diciembre, no perdieron ni un solo partido, y acabaron consiguiendo su objetivo a falta de dos jornadas para que terminase la fase de promoción. Me explicó que su única exigencia era la implicación de los jugadores. "En estas categorías, si estás bien físicamente y tienes un poco de orden, ya tienes mucho ganado", aseguraba con humildad.
Me imagino a Josep Guardiola hace diez meses, recién nombrado máximo responsable técnico del primer equipo del Fútbol Club Barcelona. Salen los jugadores al campo de entrenamiento. Ambiente distendido, muchas bromas, hombre, Pep, cómo lo llevas... Y el de Santpedor los mira con el ceño un poco fruncido, marcando las distancias, y les dice que bien, que gracias por preguntar, pero menos samba y más trabajar. Y así, de un modo tan natural que parece parte de un guión de Hollywood, el Barça se convierte en un auténtico rodillo en todas las competiciones. Gana con holgura la Liga, se pasea en la final de Copa y se gusta en la de la Liga de Campeones, colofón y corolario de la oda al 'fútbol total' en su versión 2.0.
La expresión se acuñó como referencia al juego de la selección holandesa que participó en el Mundial de 1974. El equipo conocido desde entonces como la 'Naranja Mecánica' (por el color de su equipación) le pasó por encima nada menos que a Argentina, a la que venció por 4 goles a 0. Los teóricos consideran que aquel conjunto, liderado en el campo por Johann Cruyff, protagonizó la última gran revolución futbolística. Su virtud principal era que todos los jugadores jugaban extraordinariamente coordinados, lo que prácticamente hacía innecesaria la distinción entre defensores y atacantes. Por eso su juego se denominó fútbol total.

Aquella selección maravilló con su estilo pero se quedó sin corona, ya que perdió en la final ante la República Federal Alemana, anfitriona del torneo, y tampoco pudo hacerse con el título en las dos grandes citas posteriores, el Europeo de Yugoslavia de 1976 (fue tercera) y el Mundial de Argentina de 1978, en el que los albicelestes se tomaron cumplida venganza de lo sucedido cuatro años antes. Cruyff no acudió a la cita debido a la situación política del país sudamericano.
Ejemplos como el de Holanda (el campeón sin corona) o el Real Madrid de la 'Quinta del Buitre', equipos a los que el destino torció la cara sistemáticamente en el momento crucial, revalorizan lo ya conseguido por el Barcelona de Guardiola. La Premier League inglesa puso los cimientos de la más reciente revolución futbolística, con planes de trabajo más intensos que en el resto de Europa, pero ha sido en la capital catalana donde mejor se ha sabido conjugar una gran preparación física con un estilo técnico y un planteamiento táctico no más vistoso que efectivo.
El resto de los equipos de máximo nivel tienen ahora la obligación de reflexionar sobre sus rutinas de trabajo, su filosofía de club y sus planes a medio-largo plazo. El Barcelona planificó con mucha antelación el mejor equipo del mundo y el resultado ha sido algo superior: el mejor fútbol que se ha visto. Es, simple y llanamente, un conjunto adelantado a su época y, si mantiene el rumbo, aún podrá vivir unos cuantos años de esa inercia, mientras en el eterno rival intentan, por ejemplo, convencer a Sergio Ramos de que está muy bien hacer los 100 metros en 11 segundos después de una noche de juerga, pero hacerlos en 10,5 cuidando los hábitos (y la imagen de paso) se acerca más a lo que se le exige a alguien en su situación y con sus privilegios.

martes, 5 de mayo de 2009

Eres lo que comes


Resulta que hay estudios que revelan que todos esos potingues ‘enriquecidos’ con bífidus, elecaséis y demás, en lugar de ayudar al sistema inmunológico pueden llegar a dejarlo medio alelado. Tampoco seamos alarmistas, esto no quiere decir que por habernos tomado cuatro actimeles vayan a venir en tropel los virus de la gripe H1N1 (o como demonios se llame a estas alturas del tinglado) a montarse un botellón en nuestro organismo cual universitarios en un parque público.
Lo que sí se ha demostrado es que hay una cierta correlación entre el consumo de este tipo de productos a edades tempranas y una respuesta del cuerpo en forma de alergias. En realidad, de lo que vienen a alertar este tipo de estudios es de algo tan simple como que una persona sana con unos hábitos de vida saludables y una dieta equilibrada no necesita, salvo casos excepcionales, ningún tipo de suplemento.
Esto lo sabrán también, quiero creer (como Fox Mulder), en los laboratorios de todas las multinacionales de la alimentación, pero en un determinado eslabón de la cadena… zas! Con el marketing hemos topado. Entonces llegan los directivos de turno esgrimiendo los resultados de los últimos estudios sobre hábitos de consumo y deciden que lo que el pueblo llano ansía es que se le garantice un entorno aún más aséptico y seguro.
Porque una cosa es que a uno se lo lleve por delante un Golf GTI o un cáncer (que como todos sabemos no tiene nada que ver con el aire que respiramos ni con los millones de ondas electromagnéticas a las que nos sometemos diariamente) y otra muy distinta que mi-Kevin-que-ya-va-en-tercero-y-dice-la-profesora-que-es-el-más-listo-de-la clase comparta el bocata con su-amiga-Jénnifer-que-aunque-es-una-niña-le-hace-ojitos-porque-es-clavada-a-su-madre-que-es-una-golfa. Y no digamos –líbreme el cielo- si encima a Kevin le da por irse a jugar al fútbol con sus amiguitos mientras se come el bocata de chóped.
Lo que todos esos padres idiotizados por vanas promesas de infalible protección parecen ignorar es que ellos mismos merendaron por fascículos, entre patadas al balón y vertiginosos descensos en tobogán y, sin embargo, siempre y cuando su nivel de vida fuese razonablemente bueno, gozaban en términos generales de una mejor salud que sus hijos, a quienes, a golpes de inocentona sobreprotección, acaban por noquear.
Por eso Kevin, que ha crecido sin rodilleras cosidas a los pantalones, llegará al mundo adulto con alergia al polen, a la pimienta, al marisco y a los polos de fresa. Y lo que es peor, en la burbuja en la que lo han criado sus esforzados progenitores seguramente tampoco ha habido mención alguna a la gonorrea, los antidisturbios o, sin ir más lejos, lo que vale un peine (tanto en sentido estricto como figurado).
Así que, Kevin, alegría de mi corazón, si me estás leyendo diles a tus viejos que se metan ellos los bífidus (por dónde ya es cosa suya) y que a ti te den comida como dios manda. Ah, y eso de que te vas a quedar ciego si te masturbas es una chorrada: conócete a ti mismo y verás como Jénnifer te lo agradece algún día.