-¿De qué quieres el bocadillo?
-No sé, depende, ¿qué hay?
-Tienes chorizo, queso, pechuga de pavo… ah, y hay también jamón del que nos trajo el vecino cuando volvió de Salamanca.
-Mmm, creo que prefiero pavo y queso.
-Queso queda muy poco, no sé si te dará.
-Bueno, pues pavo solo.
-Pero el jamón está muy bueno, ¿no quieres probarlo?
-Mejor en otro momento.
-En otro momento a lo mejor ya no hay, ya sabes como es tu padre.
-Pues da igual, si no queda cuando me apetezca me voy al súper y compro más.
-Ya, pero no es lo mismo, éste es de casa y está muy bueno.
-Vale, probaré el (puto) jamón.
-Pero puedes hacer lo que quieras, que lo dices como si te estuviera obligando.
miércoles, 21 de mayo de 2008
Madres o la ternura como fuerza coercitiva
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Justamente. Creo que todas las madres han hecho un curso en la CIA de extorsión y chantaje.
Hacía mucho que no visitaba tu blog...
¡Hola! ¿es tuyo o de la película? muy certero, parece sacado de una escena cualquiera en la vida de un niño en compañía de su madre a la hora de merendar :)
¿ya te dije que me chifla tu blog?
Besos.
Publicar un comentario