sábado, 19 de abril de 2008

El advenimiento


David se enorgullecía de su capacidad de observación tanto como de su título en la Autónoma, su BMW, su empleo o su oxigenada novia. El contexto de la conversación determinaba que se refiriera a todo ello como sus logros o sus posesiones. En el fondo, a él le parecían sinónimos, pero era un auténtico camaleón social, una criatura privilegiada que había pulido con esmero sus estrategias adaptativas para ser uno con la masa. Sabía, por lo tanto, que el lenguaje había dejado de ser hace tiempo un mecanismo de comunicación para convertirse en un elemento de uniformización o de exclusión, según el caso.

Tenía una ocurrencia estúpida, y sabía que lo era (luego estaba abocada al terreno de la intimidad), pero no por ello renunciaría a ella: la palabra masa siempre se le había aparecido cargada de connotaciones positivas. Masa contiene en su interior la palabra mas (sin tilde, bien es cierto, pero la coincidencia es evidente); según la física, la masa es la cantidad de materia de un cuerpo; en gastronomía, es un conglomerado de diversos elementos (algunos tan esenciales como el agua o la harina) que a su vez puede adoptar innumerables formas. Masa es suma, masa es esencia, masa es potencialidad.

Revelación
Las señales que se le habían ido apareciendo de forma aislada no tenían en origen ningún tipo de significado. No lo tenían mientras no pudo asimilarlas en su conjunto, de forma articulada. Tampoco podía culparse por haber tardado en darse cuenta, al fin y al cabo ¿cuántos semáforos en verde consecutivos hay que pasar para advertir que jamás se encuentra uno en rojo? No, no es una metáfora.

Se dio cuenta de que los mendigos jamás le importunaban con sus lastimeras súplicas, las mujeres nunca rechazaban su compañía, nadie osaba enturbiar el absoluto orden que regía su particular universo. Siempre había despreciado cualquier religión, pero cuando el mismo Dios te pone la mano en el hombro, no puedes simplemente mirar hacia otro lado. ¿Debía interpretar que tenía un objetivo especial que cumplir?

Es muy frustrante intentar hablar con Dios. Seguramente escucharía todo lo que dijese y estaba claro que sentía predilección hacia él, pero constantemente lo asaltaban innumerables preguntas que deseaba formular. Decidió que la única forma de encontrar las respuestas era llevando las cuestiones a la práctica.

Prueba de fe
Empezó experimentando con insectos, después se atrevió con peces, reptiles y, finalmente, algún pequeño mamífero. Pero eviscerar a un perro en pleno parque era algo que quizá la gente que paseaba a sus mascotas no vería del todo bien. Llegó a casa y sacó del maletero el poco discreto bulto. En el ascensor, una vecina le preguntó si llevaba un cadáver y él rio escandalosamente. “Sí, eso es exactamente lo que es. Buenas noches”, y la puerta se cerró tras de sí.

El ‘paquete’ era más pesado de lo que recordaba y cargarlo hasta el salón le hizo sentirse fatigado. Se quitó toda la ropa y busco un pantalón deportivo en un cajón, fue al lavabo, se refrescó un poco, se mojó el pelo y se lo ató en una coleta. Encendió la cadena de música y puso el 'Violator' de Depeche Mode en modo bucle y reproducción aleatoria. Fue a la cocina y tomó varios cuchillos. Despejó la gran mesa del salón y preparó la sala de operaciones canturreando 'Policy of Truth'.

Cuando se halló ante el cuerpo sin vida de una adolescente sintió náuseas y creyó que vomitaría allí mismo, pero su cuerpo se estabilizó de inmediato. Estuvo observándola durante al menos media hora antes de decidirse a darle el primer corte, justo cuando sonaban los primeros acordes de 'Sweetest perfection'. La abrió en canal con precisión de cirujano y fue extrayendo poco a poco los órganos. Después serró el cráneo con una caladora y lo vació casi por completo. Le sacó los ojos de sus cuencas y se dio cuenta de que habían sido manipulados previamente. Ligeramente incrustado en la parte posterior de uno de ellos había un pequeño trozo de papel enrollado como un cigarro.

Los tres mandamientos
De fondo sonaba el corte tres del disco mientras ante sí aparecía un texto (Arial, cuerpo 10, aproximadamente) con el encabezado “Mandamientos” y que se componía, casualmente, también de tres puntos.
-La vida nace de la muerte, luego no hay mayor acto de amor que el asesinato.
-El placer es concreto, natural y verdadero; el remordimiento es abstracto, artificial y falso.
-No atiendas a las leyes de los hombres: son mudables y confusas.

Firmado, D.

2 comentarios:

Cynthia Leirós dijo...

:D me ha dejado impresionada tu manera de expresarte y tu interés por temas tan transcendentales.

Me llamo Cynthia; mucho gusto.

A mi también me gusta escribir..aunque no lo haga también como tú..o con tanta maestría. Pero me gustaría que me comentases alguna de mis entradas que hablan de religión. ¿eres teólogo? Es que me atraen esos temas..muchísimo.

Tengo 19 años y soy de Pontevedra. Encontré este blog en un descuido fortuito navegando por la red.

Bueno, tengo que dejarte. A ver si hablamos pronto. Un beso de Mariposa.

Cynthia Leirós dijo...

Me equivoqué..y me di cuenta hace muchas muchas horas de que te pregunté ¿eres teólogo? y lo que quise decir fue ¿te gusta la teleología? (porque no creo que seas teleólogo). Es un tema que también trato en el blog..aunque lo colgué hace tiempo bajo un título X. Es igual. Sólo quería aclarar este detalle.. Besos.