miércoles, 13 de agosto de 2008

Podéis llamarle genio


Baltimore (City) es una localidad estadounidense, la mayor del estado de Maryland, con una población similar a la de Zaragoza (y en descenso). Ubicada en la Costa Este, entre Washington D.C. y Nueva York, es, según dicen, la ‘ciudad del encanto’, además de una de las más antiguas de Estados Unidos. En las guías turísticas nos venden su personalidad histórica, su afamada gastronomía y su rica herencia étnica y marítima. Pero sobre todo, desde hoy, 13 de agosto de 2008, Baltimore es el lugar que vio nacer hace poco más de 23 años al deportista más laureado de los Juegos Olímpicos de la era moderna.

Michael Phelps llegó a Pekín con una idea clara: superar el récord de medallas de oro en unos Juegos que (aún) ostenta Mark Spitz, ese californiano que con 22 años maravilló al mundo logrando siete preseas áureas en Munich ’72. Phelps heredó de su compatriota el apodo ‘Shark’ y un talento sobrehumano para la natación, que ya en Atenas 2004 (con 19 años) le permitió alcanzar la victoria en nada menos que seis pruebas. Desde entonces ha dominado con mano de hierro todas las competiciones, con la mente puesta en los Juegos de 2008, en los que le esperaba una cita con la historia.

La pasada madrugada, las finales de 200 mariposa y de 4x200 volvieron a tener como protagonista al ‘tiburón’ de Baltimore, que subía por cuarta y quinta vez en Pekín a lo más alto del podio. Al igual que en las pruebas de 400 estilos, 200 libres y 4x100, Phelps acompañó cada victoria con un nuevo récord del mundo. Está por ver si podrá batir la marca de Spitz en unos solos Juegos, pero desde anoche nadie puede quitarle el privilegio de ser el deportista que más oros olímpicos ha logrado, con un total provisional de 11, dos más que Paavo Nurmi, Larissa Latynina, Carl Lewis y Mark Spitz.

De esta forma, Phelps llega, después de tres participaciones en Juegos Olímpicos (debutó en Sidney, con sólo 15 años), hasta las 13 medallas, 11 de oro y dos de bronce (ambas en Atenas 2004). A su corta edad tiene ya a tiro otra impresionante marca, la del gimnasta ruso Nicolai Andrianov, hasta ahora el deportista masculino con más preseas (15). La última frontera la marcan los 18 metales que la gimnasta ucraniana Latynina ganó para la Unión Soviética en sus participaciones en Melbourne ’56, Roma ’60 y Tokyo ’64.

La sentencia “podéis llamarme genio” fue pronunciada por Roger Federer (quizá el mejor tenista de todos los tiempos) tras ganar su tercer Abierto de Australia en enero de 2007. “Creo que soy el mejor jugador de tenis del mundo, y podéis llamarme genio porque me impongo a muchos de mis rivales, a cada uno de forma diferente, ganando incluso sin jugar lo mejor que sé”. Si el humilde e imperturbable jugador suizo se autocalifica de esta manera, ¿cómo debemos llamar a partir de ahora a Michael Phelps?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues entre otras cosas puede llamársele "provocador de insomnios" porque a mí ya me ha tenido en vela varias madrugadas, entre ellas la de ese relevo monstruoso en que bajaron en casi 6 segundos el récord del mundo ¡absolutamente irreal!

El caso es que no hay más que verle para notar que ha nacido para estar en una piscina. Es evidente que su fisonomía (la longitud de brazos y tronco de este hombre rompe las proporciones usuales) es clave en su capacidad para la natación, pero es seguro que eso no lo es todo. Detrás de un genio del deporte siempre hay algo más, algo que no se ve, que no puede describirse pero que los hace entrar en la historia.
Un saludo
Maira

Andrés Rivas Santos dijo...

Qué bueno volver a leerte por aquí, Maira. Pues sí, se puede analizar la técnica y las condiciones físicas de un deportista, y el trabajo previo para llegar hasta ahí, ¿pero cómo medir (y sobre todo, cómo detectar precozmente) el talento? Cuanto más se avanza en este sentido más increíble es el nivel medio de los deportistas de élite (fíjate en esa final de 100 lisos con seis corredores por debajo de los 10 segundos y un marciano por debajo de los 9.7).

U.B dijo...

Bueno, ¿y el artículo de Nadal para cuando?

Gloria dijo...

Mark Spitz... creo que cuando Dios abandonó a su pueblo decidió mirarlos de uno en uno... "Woody Allen, te ha tocado; ahora tú, Mark Spitz" Y él nadaba con la melena al viento, sin gafas y con el tanga de leopardo. Lo de Phelps son variaciones de los mismo :P

Anónimo dijo...

Je je je. Pues claro que Spitz fue un genio. Ni la técnica natatoria ni las condiciones técnicas (piscinas, bañadores...) eran las mismas que hoy en día. Habría que ver a Spitz y Phelps compitiendo ahora, en condiciones similares.
Un detalle curioso (aunque quizás apócrifo). Se dice que un profesor de Baltimore le dijo a la madre de Michael Phelps que su hijo nunca llegaría a nada porque era incapaz de concentrarse. Hay gente con un ojo...
Espero con ganas una entrada sobre la participación española en Pekín (incluido tu vecino David Cal, que el pobre será corto para las palabras, pero es un auténtico animal paleando) aunque tampoco me importaría leerte sobre Isinbayeba y otros "inhumanos" de las Olimpiadas.
Maira

Andrés Rivas Santos dijo...

Maira: Tan escandaloso o más es el caso del entrenador de Michael Jordan en el instituto, quien le recomendó que lo dejase, ya que, supuestamente, no tenía condiciones para llegar a algo. Algo parecido le pasó a Dirk Nowitzki, que viajó a Barcelona para hacer unas pruebas y, tras ser descartado, llegó a progresar hasta ser MVP (Jugador Más Valioso) de la NBA. A esto me refería cuando hablaba de la importancia de saber detectar precozmente el talento.
Bohe: Hay deportistas que merecen más que un artículo, pero mientras duren los Juegos esperemos a ver qué es capaz de hacer David Cal, que se metió en las finales de c-1 1.000 y 500 con mucha solvencia y tiene serias opciones de llevarse dos oros. Además, a Rafa le quedan aún el Open USA y la Masters Cup, y personalmente confío en que se lleve alguno de los dos.
Gloria: Estoy contigo en que son variaciones de lo mismo (aunque no pensaba que Yahvé fuese el 'culpable'). Es imposible comparar deportistas de épocas diferentes. ¿Pelé o Maradona? ¿Chamberlain o Jordan? ¿Latynina o Comaneci? Los records van y vienen y si hay progresos técnicos también los rivales de las estrellas se benefician de ellos. Pero cuando se gana con la superioridad de Michael Phelps o Usain Bolt está claro que estamos ante verdaderas leyendas del deporte.

Gloria dijo...

el Bolt sí que mola, porque le añade a la competición una chulería que se diría que el niño hubiera nacido en el Bronx o en Malasaña. ¿Se puede ganar los 100 metros andando 50? Se puede.