viernes, 27 de junio de 2008

Infocomercial (3)


¿Está cansado de cargar con esos kilos de más? ¿Sueña con sentirse más ligero? ¡Deje de soñar! Tenemos lo que estaba buscando, pruebe el Calciumless Method.
El Calciumless Method es sencillo, eficaz y muy económico. Sólo tiene que seguir paso a paso nuestras instrucciones hasta completar las tres fases del tratamiento:
Fase 1: Triplique la cantidad normal de proteínas en su alimentación y olvídese de los aburridos carbohidratos. A todos nos gusta la carne, ¿verdad?
Fase 2: Además de evitar las frutas y verduras, elimine de su despensa los huevos y esos pesados lacteos que tan mal le sientan a su figura.
Fase 3: La radiación solar es fundamental en la síntesis de vitamina D: si no puede mudarse a Finlandia, evite en lo posible la exposición al maligno astro. La vitamina D contribuye al mantenimiento de los niveles normales de calcio y fósforo en el torrente sanguíneo y su carencia produce el raquitismo*.
(*Raquítico: Dicho de una persona: Muy delgada (…). Ej.: Ha adelgazado tanto que está raquítico.)
No espere más, confíe en Calciumless Method.

Calciumless Method: Cuanto menos hueso, menos peso.

martes, 24 de junio de 2008

No soy mala, es que me han dibujado así


Tanto en la novela como en el cine negro existe un personaje tan esencial como el protagonista, ese tipo duro de carácter austero y poco sutil; no hay (anti)héroe de Dashiell Hammett o Raymond Chandler bien perfilado sin la réplica de la ‘femme fatale’. Esta tarde, la sobremesa de Cuatro me hizo recordar que la ‘mujer’ que mejor se ha adaptado a ese rol –en mi personal y freak opinión- jamás tomó clases de interpretación, le bastaba con lucir curvas trazadas a golpe de pincel y lanzar besos como dardos. Responde al nombre de Jessica; apellido de casada, Rabbit. Además de sus imposibles contoneos ceñida en un vestido que pondría a prueba el recato de la mismísima Gilda Mundson, dejó para la historia del cine una célebre sentencia: “yo no soy mala, es que me han dibujado así”.


Esta misma frase podría haberla suscrito Holli Would, el travieso ‘dibu’ de la película ‘Cool World’ que toma forma humana en el cuerpo de una Kim Basinger más voluptuosa que nunca. Tanto Gabriel Byrne, de carne y hueso, como el alter ego en tinta de Brad Pitt se ven obligados a hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para evitar sucumbir a sus ‘dotes’ de persuasión… y no siempre lo consiguen. El envidiado marido de Angelina Jolie difícilmente podría imaginar que años más tarde se comprometería con la intérprete que dio vida a la heroína de videojuegos Lara Croft, otra criatura de medidas inverosímiles (tanto las del personaje como las de la actriz). Pocas celebridades han encarnado como ella la imagen de mujer fatal dentro y fuera de los estudios, con permiso de Marlene Dietrich o, en otro registro (el de pendón desorejado), Ava Gardner.


Algo tienen las mujeres difíciles que idiotiza (más si cabe) a los hombres. Probablemente no querríamos tener que compartir colchón a diario con ellas, pero su magnetismo sexual es innegable. Si tuviera que quedarme con tres chicas de dudosa reputación probablemente el bronce sería para Monica Belluci, en el papel de prostituta (atención, noticia) en la sorprendentemente divertida ‘¿Cuánto me Amas?’. La plata se la llevaría Deborah Harry en ‘Videodrome’, de David Cronenberg. Pero el oro, como premio a su perversidad sin límites, es sin duda para Glen Close como Isabelle de Merteuil en ‘Las Amistades Peligrosas’, porque llevar a John Malkovich a romperle (literalmente) el corazón a la mujer a la que ama, nada menos que Michelle Pfeiffer, sólo está al alcance de un selecto grupo de súcubos.

jueves, 19 de junio de 2008

Kitos


Hay personas que se llevarán el diminutivo a la tumba. Marcos Blanco, Kitos, es uno de ellos. En mi segundo día de prácticas en Diario de Pontevedra, hace ya cuatro veranos, se sentó a mi lado un chico de aspecto bonachón, sonrisa franca y voz rasgada. “Hola, tú eres Andrés, ¿verdad? Yo soy Marcos” –me dijo mientras me propinaba un firme apretón de manos- “para cualquier cosa que necesites o cualquier duda que tengas, aquí estoy.”

Tiempo después me confesó que, debido a la impresión que le había causado en aquellos primeros días en los que me esforzaba por pasar lo más inadvertido posible, se había formado una idea completamente diferente de la que hoy por hoy tiene de mí. Él, en cambio, sigue pareciéndome exactamente la misma persona que me tendió la mano con fraternal confianza cuando todavía éramos unos absolutos desconocidos.

Ahora mi AMIGO vive en Madrid, trabaja en un periódico semanal (Gente) y comparte su vida con Patri, otra periodistaza de tomo y lomo, de esas a las que puedes soltar desnudas en el desierto sabiendo que en dos semanas te la encontrarás en España presentando su nuevo libro: ‘Cómo sobrevivir en el desierto (y volver para contarlo)’. Aunque sé que para Kitos su novia es, sobre todo, su ancla con la realidad y con la versión más productiva de sí mismo; su tabla de salvación.

Antes de echarle criadillas a la vida y colgarse la mochila al hombro destino ‘vayausteasaber’, Marcos compartió conmigo casa (es un decir) en Pontevedra (otro decir). Desde fuera parecía efectivamente una vivienda, pero en realidad era una trampa mortal de frío y humedad; sin calefacción, por supuesto, y con menos presión de agua que un flato de Jesús Mariñas. Y tampoco estaba precisamente en el centro de la ciudad, sino en una aldea del extrarradio llamada Lérez, aunque bien podían haberle llamado ‘Atomarporculolandia’.

Durante los meses que vivimos juntos tuvimos tiempo para fabricar anécdotas para ir tirando durante varios años. Allí rompimos la cama que usábamos de sofá cosquilleando a cuatro manos a Tati (ya célebre en este blog); fuimos al gimnasio casi todos los días sólo para poder ducharnos sin tiritar; aprendimos a dar toques al balón sin que se cayese en un espacio de 2X2 metros; descubrí que los gemidos de cierta partenaire suya eran imposibles de contrarrestar aun subiendo el volumen a la radio; comprobé que, en plena coyunda, se puede sonreír por la ventana a la gente que pasa con toda naturalidad…

Kitos es, usando una expresión de ese otro crack llamado David Acevedo, esa persona a la que matarías 100 veces y resucitarías 101. Uno aprende rápidamente a convivir con su impuntualidad o sus despistes, pues es fácil darse cuenta de que no es una persona tierna, él inventó la ternura. Por eso echo tanto de menos a ese maldito cabronazo. Por eso y porque sus imitaciones de Nino Mirón (presidente del Pontevedra C.F.) y del Fary cantando temas de Eminem, U2 o los Beatles provocan síndrome de abstinencia: “¡¿Dónde está mi china?!”

martes, 17 de junio de 2008

¿De tal palo tal astilla?


Había planeado visitar a mis padres el pasado fin de semana, pero el domingo por la mañana mi madre me llamó por teléfono y dijo en tono ‘Stanislavski’: “Papá está en el hospital, le subió mucho la tensión y empezó a sangrar por la nariz; se va a quedar en la UCO, pero no te preocupes, está bien”. Quedamos en el que al día siguiente iría a verlo en el breve horario de visitas de la unidad, pero no contaba con que, mientras yo tomaba asiento en el ferry de Cangas a Vigo, él recibía el alta y llamaba a mi abuelo para que fuese a buscarlo. Después, contactó conmigo para advertirme, tarde, de que no hacía falta que fuese. Decidimos volver juntos y, al llegar a casa, hicimos todas esas cosas que solemos hacer cuando estamos juntos porque nos cuesta horrores charlar sin más de nuestras vidas: ver sus nuevas maquetas, comprobar la solidez de las últimas reformas, probar algún videojuego de ordenador…

Si seguís habitualmente la serie ‘House’, seguramente habréis visto que, cuando la sintomatología de un paciente es más inclasificable que la carrera musical de Bjork, casi siempre surge la cuestión: ¿podría ser lupus? Esta rara enfermedad autoinmune afecta mayoritariamente a mujeres y puede manifestarse de muy diferentes maneras. En el caso de mi padre, al principio fue diagnosticado de colagenosis, ya que apreciaron un defecto en la síntesis de colágeno. Por ese motivo, a pesar de tener un índice bajísimo de colesterol, llegó a sufrir una trombosis provocada, probablemente, por el desprendimiento del propio tejido que forma los vasos sanguíneos. Actualmente, recibe una pensión, ya que ha quedado incapacitado para trabajar, aunque la Consellería de Sanidade considera que sólo al 50%, por lo que, sin mediar mejoría, en la segunda revisión del caso decidió cambiar la invalidez absoluta concedida en primera instancia por la total que, aunque parece lo mismo, supone exactamente la mitad de la prestación .

Mi padre asegura que este tipo de injusticias son precisamente las que provocan sus crisis, pero, aunque puede que esta ocasión no le falte razón (semanas antes había perdido la última apelación), lo cierto es que necesita entre poco y nada para alterarse hasta el punto de perder los papeles. No me malinterpretéis, no quiero decir que no le tenga un gran cariño, ojo, pero estoy convencido de que, si no fuese por mi madre, ahora mismo yo sería un auténtico hijo de puta amargado y tocapelotas. Siempre se habla del drama que para un niño supone la separación de mis padres; yo, en cambio, me pasé toda mi infancia pensando cómo coño era posible que mi madre aguantase a una persona que a mí me resultaba tan insoportable.

Habría que preguntarle a ella, ya que ahora yo apenas paso tiempo en su casa, pero quiero quedarme con la sensación de que, al verse tan débil por momentos, decidió tomarse la vida con más calma y ser un poco más transigente. A decir verdad, todos sus defectos podrían resumirse en su rigidez y su incontinencia verbal-gestual hacia nosotros. Por lo demás, es la clase de persona que, desde fuera, es sencillo admirar: carismático, simpático, habilidoso, enérgico, polifacético… Cuesta trabajo creer que, cuando hablamos de alguien con tantas y tan buenas cualidades, su propia esposa me recuerda una y otra vez: “procura no acabar siendo como él”. Los dos lo queremos incondicionalmente, pero seguro que si sigo el consejo de mi madre lo agradecerán mi salud y la de mis allegados.

lunes, 9 de junio de 2008

Sexo (3): La felación


Me conecto al Messenger y encuentro entre mis contactos on-line a Tati, pontevedresa de nacimiento, parisién de corazón. Empezamos a ponernos al día sobre nuestras peripecias, sobre todo ella, que si en la capital del Lérez vivía en permanente estado de excitación (en el más extenso sentido de la palabra) desde que trabaja de au pair a orillas del Sena vive cada nueva jornada para coleccionar anécdotas. Relatos que, gracias a su refrescante entusiasmo, sobrepasan la categoría de trivialidades para alcanzar el rango de aventuras. Es lo que nuestros nietos llamarán batallitas.

No sé cómo, pero una vez más la conversación acaba derivando hacia el tema del sexo (quien quiera detalles morbosos que se compre la Cosmopolitan). Del caso particular progresamos hacia el plano general y me confiesa que no entiende la concepción que muchas mujeres con las que habla a menudo tienen del sexo oral, concretamente de la fellatio o felación (y qué mejor país que el que la ha acogido para reflexionar al respecto). Yo le digo que, afortunadamente, es extremadamente infrecuente (por no decir estadísticamente residual) que una chica no esté dispuesta a practicarlo, incluso tomando la iniciativa (lo cual, por cierto, es siempre de agradecer).

-Aunque sí es verdad que normalmente lo hacen fatal –admito- y además tengo la sensación de que se está imponiendo una corriente de opinión muy exigente con las cualidades del hombre y muy poco con las de la mujer. Muchas creen que complacernos no tiene más arte que la simple fricción. Pero con eso no es suficiente.

-Me parece que el problema es que no disfrutan haciéndolo –imagino esa cara de frustración que pone cada vez que es incapaz de encajar la realidad en sus esquemas mentales- y no lo hacen como un fin en sí mismo, sino como un medio. Es como si estuvieran diciendo “te lo hago para que tú me lo hagas a mí”, o simplemente porque es lo que se supone que deben hacer.

-En esos casos prefiero que no lo hagan, es una completa pérdida de tiempo, además de un corte de rollo; aunque nos tomen por imbéciles, nos damos cuenta si nuestra compañera no disfruta de lo que está haciendo.

-Eso es lo que no entiendo, que no lo disfruten. ¡Si es de lo más excitante!

Quién lleva las riendas
Es un hecho que muchas mujeres afrontan con reservas el sexo oral, tanto el cunnilingus como la felación, aunque nos concentraremos aquí en el segundo caso. Desde el olor hasta el complejo de cosificación o el sentimiento de degradación, hay problemas que se solucionan fácilmente con una higiene escrupulosa (lo sé, es triste tener que recordarle a alguien lo que ya deberían haberle enseñado sus padres) y otros que requieren urgentemente replantear los conceptos más elementales.

Puedo comprender (aunque no compartir) el rechazo hacia la posición de sumisión que conllevan determinados actos. Aunque encuentro tremendamente saludable saber introducir el intercambio de roles como parte de la relación erótica, soy consciente de que hay personas que necesitan avanzar poco a poco por ese sendero. Sin embargo, es extraño que muchas mujeres no se hayan dado cuenta de que la felación puede ser uno de los mayores actos de dominación femenina o, tanto monta, de sumisión masculina (va por ti, Shere Hite). ¿Acaso hay muchos momentos en los que una mujer disponga a su voluntad de un poder tan preciso para controlar el placer de su partenaire? “Es la sublimación de la feminidad”, apunta Tati.

Con todo, al igual que sucede con cualquier otra práctica, lo fundamental es superar las barreras psicológicas y que todo fluya de forma natural. Sin duda, es sano pensar el sexo, pero es mucho más placentero sentirlo.

Cómo hacerlo bien
Como ya ha quedado dicho, la primera clave es simple: disfrutando. La segunda es extensible al sexo en su conjunto (y también al amor): favoreciendo la comunicación, no sólo verbal. Es prácticamente imposible, por poca destreza que se tenga, que la estimulación sea insuficiente cuando se cumplen ambos requisitos. Hay al menos tantas técnicas adecuadas como penes, probablemente muchas más. Un mismo hombre puede preferir unas caricias u otras dependiendo del momento y convertir esa búsqueda en un juego resulta de lo más excitante para ambos.

Si fuese una canción, la melodía base podría ser la forma común de saborear un helado de cucurucho aunque, como en una de las más célebres obras de Beethoven, la riqueza de las variaciones sobre un mismo tema es inconmensurable. Los labios son una zona extremadamente sensible para dar y recibir placer y deben combinarse con la lengua, recordando dos reglas fundamentales: siempre humedad, nunca rigidez. Imaginad una lengua totalmente tensa martilleando el clítoris, ¿verdad que no es agradable? La profundidad y la velocidad en la ejecución están frecuentemente sobrevaloradas, es mucho más importante que el contacto sea sensual y fluido, aunque es obvio que el ritmo debe ir incrementándose progresivamente.

Por último, deben involucrarse otros sentidos al margen del tacto (principalmente la vista y el oído). Muchas mujeres obvian la excitación que a los hombres nos produce la visión de cada gesto: la mirada, la expresión del rostro o la posición corporal desempeñan importantes papeles. Del mismo modo, las palabras sugerentes y los leves gemidos contribuyen enormemente a completar una atmósfera ideal. Por ello es recomendable combinar la felación con la masturbación, pero teniendo en cuenta que: a) el pene no se va a romper por sujetarlo con firmeza; b) tampoco se trata de que no llegue la sangre al glande, no queremos tener que amputarlo por necrosis.

lunes, 2 de junio de 2008

Quiero tener un hijo


He visto varias veces el último spot de Endesa y, aunque me ha costado trabajo, creo que por fin voy pillando –como diría Manquiña en Airbag- el CONCEPTO. Eso sí, tanto a los que han pagado como a los que han cobrado por desarrollar la idea les recomendaría que, dado que no han tenido empacho en insultar a nuestra inteligencia, en próximos capítulos tengan a bien eliminar todo atisbo de ambigüedad en el mensaje. Ésta es mi propuesta:

“La contaminación y el abuso de los recursos naturales están mal. ¿Quién va a saber más de eso que nosotros, que llevamos años enriqueciéndonos con este negocio?”. Así quedaría todo mucho más claro, amén de resultar infinitamente más honesto. Y además podríamos extender su uso a todas las multinacionales de la energía, sería como uno de esos mensajes obligatorios en los paquetes de cigarrillos, del tipo “fumar mata”; “el tabaco produce impotencia” o “lleva un montón de mierda, pero si le llamamos por el nombre científico da menos asco que enseñar pulmones de fumadores”.

Yo también quiero tener un hijo algún día, a pesar de legarle un mundo que probablemente no he podido contribuir a mejorar ni un ápice. No creo que todo tiempo pasado haya sido mejor (“Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros”. Cicerón, 106 a.C. - 43 a.C.) y sé también que hay muchas posibilidades de que mi vástago sea un perfecto cabronazo (como su padre). Pero espero que al menos tenga la decencia de no ocultar(se)lo y que si alguna vez presume de aquello de lo que debería avergonzarse no se sorprenda si alguien le parte la cara o se caga en su puta madre.