miércoles, 3 de febrero de 2010

Valores franceses


Leo en la edición digital de El País que "el Gobierno francés ha rechazado conceder la ciudadanía a un residente por haber obligado a su mujer a cubrirse con el velo islámico integral" y algo me hace pensar que, por alguna parte, hay gato encerrado en esta información, sobre todo cuando leo lo siguiente: "La medida llega una semana después de que un comité parlamentario propusiera una prohibición parcial de los velos integrales . Además, la iniciativa recogía que se rechazaran los permisos de residencia y ciudadanía a quien mostrara signos visibles de prácticas religiosas radicales".

Efectivamente, unas líneas más abajo descubro que, según un comunicado emitido por Inmigración, "se hizo evidente durante la investigación rutinaria y en la entrevista previa que esta persona estaba obligando a su mujer a llevar un velo de cuerpo entero, lo que la privaba de su libertad para ir y venir con la cara descubierta, y rechazó los principios de secularismo e igualdad entre hombres y mujeres".

La clave del asunto está en la expresión "se hizo evidente", que no es exactamente lo mismo (sospecho que es más bien lo contrario) que decir que la propia mujer denunció una situación de sometimiento. La decisión gubernamental implica, por lo tanto, que el estado puede intervenir 'motu proprio' -sin que medie denuncia previa- obviando, por lo tanto, el deseo personal de un determinado individuo, no el que maltrata (no cuestiono que quien incumple las normas de convivencia deba ser perseguido con todos los medios disponibles), sino el supuestamente maltratado.

Libertad individual
Digo supuestamente, exponiéndome a que me tilden de fundamentalista islámico o machista recalcitrante, para remarcar mi recelo frente a la potestad de un estado para decidir que alguien necesita su ayuda sin que ésta haya sido solicitada. Más aún cuando la justicia francesa ha dado muestras anteriormente de lo que, a mi juicio, es una intromisión inadmisible en la vida de las personas con sentencias como la que refiere El País en la misma noticia: "En 2008, un tribunal negó la ciudadanía a una mujer marroquí alegando que su práctica islámica "radical" era incompatible con los valores franceses".

Así pues, la discusión no se centra en los derechos humanos, sino en si es razonable una ley concreta que, amparada en un presunto espíritu progresista, promueve un recorte flagrante de las libertades. Lo hace basándose en dos ideas: no se deben mostrar signos visibles de prácticas religiosas "radicales" y no se puede optar al derecho de ciudadanía si se realizan prácticas incompatibles con los "valores franceses". La pregunta es obligada: ¿Quién decide qué es radical y qué no lo es?

Freno al entendimiento
Me pregunto si a nuestros vecinos les entrará también la risa floja cuando los periodistas los abordan por la calle, micrófono en mano y serio el gesto, preguntándoles acerca de los "valores franceses". Por si alguien aún no ha percibido cuánto de reaccionario hay en esta medida, planteo una cuestión: si se niega la nacionalización al extranjero que no comulga con dichos valores, ¿qué sucede cuando los 'subversivos' son franceses de derecho? ¿Se les priva de su nacionalidad?

El peligro de prohibir un determinado símbolo es que las ideas subyacentes tienden, precisamente, a radicalizarse, en tanto que retroceden a sus raíces más profundas en un intento desesperado por sobrevivir. La convivencia debería basarse en la aceptación mutua de los símbolos de culturas diferentes, no en la prohibición de los mismos. Aun cuando, además de los velos, se prohibiesen también los crucifijos y los kipás en aras de una pretendida equidad, la medida no serviría más que para seguir cerrando puertas al diálogo y el entendimiento.

5 comentarios:

mpv dijo...

¡Chapó! Suscribo el último párrafo de principio a fin.
Creo que la idea de prohibir un velo, un crucifijo o cualquier otro símbolo no contribuye a mejorar la convivencia con el/lo diferente, si no a ocultar esas diferencias y, por omisión, evitar los supuestos conflictos derivados del temor o el odio hacia ellas. En lugar de promover la aceptación y la comprensión, opino que se logra todo lo contrario, es una política de esconder bajo la alfombra lo que no parece correcto o que puede ocasionar problemas, y eso nunca acaba bien.

Mónica

(PD: Me alegro de que hayas vuelto a escribir con frecuencia)

Andrés Rivas Santos dijo...

Gracias por el comentario, Mónica. Fíjate que lo que comentas de "esconder bajo la alfombra" los problemas es justo el mismo razonamiento por el que, hace meses, defendía que la ilegalización de partidos políticos no solucionaba nada. Pero ya ves, la tentación de prohibir es demasiado fuerte para muchos.

P.D.: "Los que cambian su libertad por su seguridad no merecen ni la una ni la otra" BENJAMIN FRANKLIN.

U.B dijo...

A mí es que todo me parece más simple. Esas leyes y costumbres están dictadas exclusivamente por los hombres para su propio beneficio. Lo que en el hombre es natural en las mujeres es pecado. Hay derechos que son irrenunciables y la propia tradición imperante puede coaccionar a la mujer. En muchos países islámicos no existe la opción de no ponérselo. El día que ninguna ley (de ninguna parte) obligue a llevarlo puede que cambie de opinión.

El velo es, en teoría, obligatorio desde que la mujer es fértil y hasta que deje de serlo. Si realmente fuera una costumbre puramente cultural y no religiosa-moral también lo llevarían las niñas y las ancianas.

La Meca es el único lugar donde a las mujeres se les permite descubrirse la cara (hablo concretamente de las saudíes) "ya que es Alá quien pone el velo en los ojos de los varones".

Veo gente criticar a la Iglesia Católica por cosas que no afectan en absoluto a su libertad. Pero defender las incoherencias islámicas mola y es moderno.


Antes puta que sumisa.

Andrés Rivas Santos dijo...

En primer lugar, hablar de religión islámica como si fuese un todo uniforme es como meter en el mismo saco a católicos, protestantes y judíos. En segundo lugar, no defiendo las costumbres de ninguna religión, sólo el derecho de cada individuo a seguir las costumbres que le plazca.
Por eso insistí en que, si bien se debe prestar todo el apoyo a aquellas mujeres que quieran dejar de utilizar el velo, también se les debe permitir si así lo desean. No me parece tan difícil de entender.

U.B dijo...

Además de nacionalista gallego eres islamista radical. Voy a denunciarte.