martes, 15 de febrero de 2011

Penitencia



Mil años de condena por los abusos del machismo,
otros mil por el colonialismo y la esclavitud.
La pena por pertenecer a la cultura cristiana
me la condonarán por aquella menudencia de la crucifixión en masa.
Nada comparado con el holocausto, que no se ofendan los judíos,
no sea que me caigan otros mil por bocazas
y porque la historia la escriben -y reescriben-
siempre los vencedores.
Pero si he de pagar por las mujeres a las que no maltraté,
por los negros que nunca trabajaron mis tierras,
por blanco, por occidental, por varón,
por hombre, en fin –si es que esto es un hombre-
confío en que los patrones y los burócratas
nos limpien el culo a los obreros
por los siglos de los siglos.
Amén.

Imagen: 'La libertad guiando al pueblo' - Eugène Delacroix

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