lunes, 25 de agosto de 2008

No es un adiós, es un hasta Londres (2012)


He echado cuentas y creo que tocamos a una medalla por cada 8.500 cangueses, aproximadamente, después del extraordinario papel en los Juegos de dos de los deportistas más grandes que ha dado nuestra villa, David Cal y Carlos Pérez ‘Perucho’. Bromas aparte, la representación gallega ha estado de 10 en la cita olímpica, con dos oros (piragüismo K-2 –Pérez y Craviotto- y vela Clase Tornado –Paz y Echávarri-) y dos platas (por cuenta del fenómeno Cal).
Matrícula de honor en ambición para el tetramedallista olímpico (con sólo 25 años), un deportista que se vuelve encabronado de Pekín después de subirse al podio en dos pruebas, siendo el único palista del mundo que ha sido competitivo tanto en 1.000 como en 500 metros. Más llamativo aún es el caso de su vecino Perucho, quien estuvo a punto de quedarse en casa, ya que la Federación Española de Piragüismo tuvo que elegir entre el K-2 que forma con Saúl Craviotto o el de Javier Hernanz y Diego Cosgaya. Aplausos, pues, para una decisión que ha valido, literalmente, su peso en oro.
La cruz de la moneda ha sido la mayúscula decepción de Javi Gómez Noya, que ‘sólo’ pudo ser cuarto en triatlón. El ferrolano partía como uno de los máximos aspirantes al triunfo después de imponerse tanto en la Copa del Mundo como en el Campeonato del Mundo, pero un gel que le sentó mal en el avituallamiento le impidió marcar su ritmo y finalmente se quedó a las puertas del podio. Tras él llegó Iván Raña, otro ex campeón que nunca pudo ratificar su gran nivel con una medalla olímpica.

El atletismo, inédito por primera vez desde Seúl 1988

Calcular 12 posibilidades de podio y quedarse finalmente en ninguna sólo tiene un nombre: fiasco. José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, puede buscar ahora las excusas que quiera (la tiranía del fútbol es una de mis favoritas), pero mejor le iría al deporte que dice defender si en lugar de lamentos propusiese soluciones. Pese al chasco, yo salvaría la actuación de Marta Domínguez, que tuvo verdadera mala suerte en los 3.000 obstáculos, pero ha demostrado sobradamente que da la cara en las grandes citas; y también, cómo no, la de García Bragado, que con casi 40 años luchó hasta el final por el tercer puesto en los 50 kilómetros marcha.
Aunque no pudo evitar el berrinche de ‘si-no-fuera-por’, Odriozola sí tuvo valor para criticar el pobre espíritu ganador de los atletas españoles. Los casos del discóbolo Mario Pestano y el marchador Paquillo Fernández ejemplifican, a cual mejor, las carencias de toda la selección. El primero llegaba con una de las mejores marcas mundiales del año y no fue capaz de meterse en la final; lo del granadino es aún peor, pues venía de batir el record mundial apenas un mes antes. Falta de competitividad, errores en la planificación de los entrenamientos… en fin, un desastre sin paliativos.

Alma de campeón

Si el atletismo y, en menor medida, la natación (las expectativas no eran ya nada alentadoras) nos dejaron helados, también hubo deportistas que dieron la talla, incluso por encima de los pronósticos. El ciclismo, con cuatro medallas (ovación para el veterano Llaneras, aplausos para Samuel Sánchez y Leire Olaberria), redondeó un gran año tras las victorias de Contador en el Giro y de Sastre en el Tour. Tampoco falló el tenis, que aportó dos preseas más: la plata de Vivi Ruano y Anabel Medina y el oro –no podía ser de otro modo- de Rafa Nadal, número uno de la ATP tras destronar al ‘genio’ Federer. Los deportes náuticos, con los metales ya citados en piragüismo y vela (donde a Iker Martínez y Xabi Fernández les robaron un oro indiscutible), así como las dos platas en natación sincronizada (por equipos y en el dúo de Gemma Mengual y Andrea Fuentes), completan la tríada gloriosa del deporte español en Pekín 2008.
Tampoco falló Gervasio Deferr, cuya medalla de plata quizá habría tenido otro color de haberse celebrado los Juegos en cualquier otro país (el oro fue para el también campeón en barra Zuo Kai); el barcelonés ha hecho historia al subirse al podio por terceros Juegos consecutivos, esta vez sí en su prueba favorita. Otra gimnasta, Almudena Cid, se convirtió en la primera de la historia en disputar cuatro finales olímpicas. Más sorprendente, si cabe, fue el bronce de José Luis Abajo en espada, que supone, paradójicamente, el primer metal de la historia en esgrima para el país que inventó este deporte.

Tres equipos inolvidables

Conseguir que toda España tenga la sensación de haber perdido un oro en lugar de ganar una plata tras caer en la final ante un combinado de auténticas superestrellas es un mérito que ya nadie podrá quitarle a la selección de baloncesto, la ya famosa ÑBA. Ricky, Rudy, Pau y compañía plantaron cara a indiscutibles 'all stars' de la talla de Lebron James, Kobe Bryant y Dwyane Wade. En una de las mejores finales olímpicas de la historia, los españoles, aun perdiendo, se hicieron merecedores de un pedacito de cielo, al lado de la Unión Soviética que en 1988 se pasó por la piedra a los gallitos yankees, dejándolos fuera en semifinales.
Peor sabor de boca se llevan los chicos del hockey hierba, que se plantaron en la final a base de remontadas épicas in extremis, pero fueron incapaces de echar abajo el muro defensivo de Alemania. Los germanos, con un juego más bien rácano, se adelantaron en el marcador y echaron el cerrojo; es lo que los españoles consideramos un triunfo cobarde, mientras italianos y argentinos nos miran con extrañeza porque en su casa siempre se ha jugado así y asumen que hay que ser muy tonto para arriesgarse a perder lo que ya se tiene ganado.
En la lucha por el oro debería haber estado la selección de balonmano, que tras una semifinal nefasta con derrota ante la mediocre Islandia sacó lo mejor de sí misma para ganar en el encuentro por el tercer y cuarto puesto a la anterior campeona olímpica, Croacia. Los hombres de Pastor alternaron partidos en los que el nivel defensivo rozaba el bochorno (pero lo rozaba por la parte de fuera) con momentos brillantes como las segundas partes frente a coreanos y croatas. Se despide del combinado nacional el gran David Barrufet y, conscientes de que poco le queda a su homólogo Joseja Hombrados, los aficionados esperamos como agua de mayo un relevo generacional que no termina de fraguar. Suerte que Sterbik ya es seleccionable, al igual que el primera línea Rutenka, que podría recoger el testigo del mítico Talant Dujshebaev.

Vinieron del espacio exterior

No son españoles pero nos han hecho vibrar igualmente con sus proezas extraterrestres. Usain Bolt (campeón y plusmarquista mundial en 100, 200 y 4x100), Michael Phelps (record de oros en unos juegos, con ocho, y en total, con 14), Kenenisa Bekele (oro en 5.000 y 10.000) y Yelena Isinbayeva (oro y nuevo R.M. en pértiga con un salto de 5.05) han sido probablemente los nombres propios que con más fuerza han sonado en la cita asiática. Mención especial para la rusa voladora, que en una época en la que el deporte femenino anda escaso de proyección mediática es ya todo un mito tras batir por vigésima cuarta vez su propia plusmarca universal.
Si los Juegos de 1952 fueron los de Emil Zatopek (oro en 5.000, 10.000 y maratón), los de 1972 fueron los de Mark Spitz (siete oros en natación) y los de 1976 los de Nadia Comaneci (primer 10 en la historia de la gimnasia artística), a los de 2008 les sobran los motivos para ser recordados más como los de Bolt y Phelps que como los de Pekín, por mucha niña cantando en play back y muchos fuegos artificiales de ordenador que se haya currado la organización del gigante asiático.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me temo que en 1.988 los yankis tenían poco de gallitos, porque no eran más que un grupo de universitarios. Fue la última vez que no llevaron a los Juegos a jugadores profesionales.

Andrés Rivas Santos dijo...

Bueno, por gallitos yankees me refería al baloncesto estadounidense y todo su entorno, aunque también hay que pensar que si llevaban a universitarios es porque todo el país estaba convencido de que ni aún así pasarían apuros contra los demás rivales.
El siguientes escalón es el que se ha subido en Pekín. La propia prensa norteamericana reconoce que cualquier otra selección habría perdido contra España. Yo creo que ni siquiera hace falta tanto, aunque lleven a los mismos (otra cosa es que vayan Duncan y Garnett, entonces sí que no hay color) pueden perder perfectamente contra los nuestros: el nivel de acierto en el tiro exterior de los dos primeros cuartos no lo van a repetir en mucho tiempo.
Lástima que nos tocase padecerlo, o disfrutarlo, según se mire, porque quizá haya sido el mejor partido de toda la historia.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en parte. En lo que disiento es en lo q dices de Garnett y Duncan. De hecho, Duncan ya jugó en Atenas y dio bastante vergüenza ajena. Lo de KG ya es otro cantar, porque es un tipo muy competitivo.

De todas formas, yo creo que podrían haber formado un equipo incluso más temible. Quita a Kidd, Redd y Prince y mete a Billups, Allen y Pierce (el Pierce actual no tiene nada que ver con el engendro de 2002). Viendo la mentalidad ganadora que traían este año, con esos cambios ya hubiese sido el acabóse.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en parte. En lo que disiento es en lo q dices de Garnett y Duncan. De hecho, Duncan ya jugó en Atenas y dio bastante vergüenza ajena. Lo de KG ya es otro cantar, porque es un tipo muy competitivo.

De todas formas, yo creo que podrían haber formado un equipo incluso más temible. Quita a Kidd, Redd y Prince y mete a Billups, Allen y Pierce (el Pierce actual no tiene nada que ver con el engendro de 2002). Viendo la mentalidad ganadora que traían este año, con esos cambios ya hubiese sido el acabóse.

U.B dijo...

A mí Londres 2012 me la trae floja.

A mí lo que me mola es Madrid 2016.

¡Viva el nacionalismo madrileño!