viernes, 6 de noviembre de 2009

The Apprentice vs El aprendiz: Decálogo de los estereotipos nacionales (Por Jorge Abel)


Llevo años rajando de los 'realities' y al final también he caído (¡¡¡maldición!!!). He de reconocer que 'El Aprendiz', el programa de La Sexta, me tiene enganchado. Lo cierto es que ya en su momento seguí con pasión en el Canal Estilo -uno de esos canales menores que oferta R- el programa original, 'The Apprentice'. En la versión americana, Donald Trump pone a prueba a un montón de ejecutivos para acabar dándole al ganador un contrato de un año para dirigir una de sus empresas -vamos, lo mismo que en la de La Sexta-. Luis Bassat es el millonario español que decide sobre el futuro de las personas en cuestión.
Me gustaría comparar las dos ediciones que he visto. Estoy seguro de que este espejo está deformado por las diferencias de casting, problemas de producción y demás -La Sexta no es la NBC-, pero sí que me sirve para reflexionar sobre ciertos topicazos.

Primer estereotipo: Los de fuera son más productivos.
Resulta chocante (o quizás no tanto) ver que en el programa americano los concursantes reciben por la mañana un poco de dinero y al final de la prueba, por la noche, se lo devuelven a Trump casi siempre multiplicado. Me parece recordar que una vez con cuatrocientos dólares le devolvieron cerca de cuatro mil.
No podemos decir lo mismo de la versión española. La mayoría de las veces han perdido dinero o las rentabilidades tenían unas ridículas dos cifras.
¿Por qué esa diferencia de producción? A mi modo de ver hay otros estereotipos que están llevando al fracaso continuado a un grupo de 'yuppies estudiados', seleccionados y muy motivados.

Segundo estereotipo: la impulsividad latina.
Los líderes nombran un sublíder y rápidamente dividen los equipos. Normalmente, en los procesos de creación, es normal contar con todas las ideas. Resultará mejor siempre tener a todos juntos al principio y hacer dos reuniones consecutivas que hacer una reunión por separado para cada cosa... Se pierden potenciales ideas buenas de alguno de los componentes del otro subgrupo. Es cierto que se pierde más tiempo, pero a veces un segundo más pensando son mil segundos de trabajo ahorrados.

Tercer estereotipo: Nos pilla el toro.
Sobre el tema del tiempo, precisamente, trata la siguiente reflexión. Los líderes pocas veces (casi ninguna) ponen al principio una hora límite para los procesos creativos o de gestión. Y luego siempre los pilla el toro (estereotipo que se viene cumpliendo en El Aprendiz con religiosa puntualidad). El peor de los casos fue un programa en el que debían filmar un spot publicitario... ¡Un grupo se quedó casi sin tiempo de rodaje tras la primera escena!


Cuarto estereotipo: El que se mueve no sale en la foto.
Los concursantes premian el silencio y la mediocridad. Sólo han corrido riesgo de ser eliminados aquellos que han dado ideas y aquellos que han desechado ideas de sus compañeros. Hay tres o cuatro personas que se han mantenido en discretísimos segundos planos y que, mientras no la han cagado de forma notoria (uno no supo calcular el precio de coste de su producto) o les ha tocado liderar -que ahí todo se nota-, no han sido criticados por sus compañeros por su falta de producción.
En la versión americana sabías que, si no aportabas algo, al final del día te sentabas con Donald Trump para ver si mantenías tu puesto.

Quinto estereotipo: El camarote de los hermanos Marx.
El líder en el programa español parece que quiere diluir la responsabilidad. En las reuniones de grupo es el mero 'testaferro' de la opinión mayoritaria y en las gestiones de trabajo busca desembarazarse de parte de las decisiones haciendo grupos, dando poder a otros y sin mecanismos de control ni repaso. Sin una idea única, los proyectos se convierten en mosaicos inconexos y se pierden las fuerzas productivas repartidas en diferentes ideas. Luego todo parece el camarote de los hermanos Marx.

Sexto estereotipo: O jugamos todos o pinchamos la pelota.
En cuanto a lo del trabajo de equipo... peor imposible. En El Aprendiz se ha podido ver como, si una persona no ve aceptadas sus ideas, hace lo posible porque su grupo fracase.

Séptimo estereotipo: Mezclar lo laboral con lo personal.
Y este enraíza con el siguiente problema: si alguien critica lo que digo, me critica a mí como persona, y es mi enemigo.
El líder del equipo que ha perdido tiene que entrar en la sala de juntas con dos personas más para ver a quién se despide. En varias ocasiones se ha metido en la sala a los concursantes con los que menos se ha empatizado, en vez de aquellos que se han mostrado incompetentes. ¿Aceptamos antes la estupidez que la crítica?

Octavo estereotipo: Valoramos el trabajo, no el éxito
Parece que, en un puesto de trabajo, el que está más horas es el que mejor lo hace. En el colegio nos pasaba lo mismo: si alguien se esfuerza, entonces merece más nota. Al final, en el mundo de los negocios, lo que funciona no siempre depende del esfuerzo. En la versión americana, con una buena idea puedes salvarte de ser nominado. En la versión española, las personas que fracasan pero trabajan con ahínco salen reforzadas.

Noveno estereotipo: Ausencia de culpa.
En la versión americana, el grupo que salía derrotado hacía un trabajo de análisis serio sobre qué había salido mal en conjunto. Cada miembro, a la hora de hablar con Donald Trump, procuraba hacer ver que se había dado cuenta de alguno de sus fallos para poder luego darles más importancia a los errores de los compañeros y librarse así del despido. En la versión española, con muchos más errores por parte de los concursantes, resulta increíble ver que la fase de reflexión contiene frases como "yo creo que lo hemos hecho perfecto".
Falta crítica constructiva y autocrítica. Si la hace alguien, es tildado de negativo, de persona que va contra el grupo, y acaba nominado aunque haya compañeros que han hecho menos por el bien del equipo.

Décimo estereotipo: La chapuza nacional
Resultan sorprendentes las situaciones con las que los aprendices están dispuestos a comulgar antes de parar y rectificar algo. Les han pasado cosas como ir a lavar coches sin tener agua, o vender el mismo zumo en el mismo envase con hasta cuatro colores diferentes. Hay que saber cuando echar el freno y empezar de nuevo algo que no marcha. En El Aprendiz no se da marcha atrás ni para tomar impulso.

Y podríamos seguir con algunos tópicos más como la falta de ambición y de ideas de mercado, saber dónde están realmente los beneficios... Pero creo con esto ya tenemos algo en lo que pensar.

domingo, 1 de noviembre de 2009

De todas las mujeres que haya en mi vida...


Confieso que, a fuerza de convivir con televisiones, revistas, carteles publicitarios y demás, he acabado por desorientarme y ya no tengo claro dónde termina lo que es simple libertad de expresión y empieza el machismo puro y duro. Por eso -metódico que es uno- para reconocerlo a la mínima sospecha, he estado considerando una fórmula práctica, que consiste en tomar el comentario o el anuncio de turno e invertir los roles masculino y femenino.
En mi calle hay uno de esos soportes estáticos de publicidad (como curiosidad, el nombre técnico es MUPI: Mueble Urbano para la Presentación de Información), que estos días muestra una imagen de la campaña de la Secretaría General Iberoamericana y la Organización Iberoamericana de Juventud contra la violencia machista dirigida a los inmigrantes de Latinoamérica, cuyo lema reza: "De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo / De todas las mujeres que haya en mi vida, ninguna será menos que yo".
He pensado qué pasaría si fuese de madrugada, con un spray, y cambiase los 'más' por 'menos' y viceversa, como quien se para en la autopista para pintar una 'L' antes de A Coruña, pero inmediatemente me he dado cuenta de que, si me pillaban, no sólo me denunciarían por vandalismo, sino también por provocador, demagogo y falócrata. Y gilipollas, sobre todo.
Igual es que a nadie se le ha ocurrido que el mensaje más razonable debería enfatizar la igualdad, que no es exactamente lo mismo que la discriminación positiva. El clásico "somos iguales, somos diferentes", que tan bien define la problemática de la interculturalidad, se adapta mucho mejor a la idea que -imagino- se quiere transmitir. Salvo, claro está, que la idea que se quiera transmitir es que una mujer ha de ser igual o superior a un hombre.
Y ya entrados en el juego de la retórica, ¿qué hay de aquellas personas cuyas tendencias no son heterosexuales? ¿Por qué quedan sistemáticamente olvidadas cuando tratamos de violencia doméstica? ¿Acaso hay motivos razonables para presuponer que en las parejas homosexuales no se dan casos de malos tratos? ¿No debería Bibiana Aído, ministra de Igualdad, velar porque ellos también formasen parte de los asuntos públicos?

jueves, 15 de octubre de 2009

Un juego de niños


Hacía tiempo que pensaba en la posibilidad de colaborar con una ONG. Cierto que siempre he defendido que, en realidad, de velar por los derechos humanos deberían encargarse los estados o, en su defecto, los organismos supranacionales (o supraestatales, no sea que algún independentista crea que me estoy refiriendo al Parlamento español), pero en el fondo no es más que una coartada para la inacción.
La razón por la que en su momento me decanté por Save the Children tiene que ver con una historia que quizá para muchos resulte ridícula o nimia. Y seguramente lo sea, en comparación con alguno de esos graves problemas que los informativos exhiben cíclicamente, como si se guiasen por el código de colores (fijado por las discográficas) de las emisoras de radiofórmula. Creo que aún no tenía 10 años la primera vez que mi madre me habló del día en que le regalaron su primera muñeca:

Son los años 60, mediados o finales, calculo. Cangas do Morrazo vivía entonces de, hacia y para el mar. La industria principal era la conservera, de hecho, Massó llegó a ser una de las empresas más importantes del sector en Europa. Como cualquier otra familia, la de mi madre vivía con lo justo, que es otra forma de decir que luchaba por alejarse del umbral de la pobreza.
Tampoco es que les faltase sustento, no es cosa de ponerse trágicos. Era simplemente que el margen para las necesidades primarias era un poco más estrecho, y no tenían cabida detalles como los juguetes para los niños. Mi madre no se quejaba nunca, y quizá fue por eso por lo que mis abuelos buscaron la manera de regalarle una muñeca, aunque no exactamente como las que ya empezaban a tener algunas niñas privilegiadas.
Cuando la tuvo en las manos, hizo exactamente lo que los niños de todas las épocas: jugar a ser mayor. Siendo mujer, eso implicaba ser mamá, es decir, ama de casa (al margen de cualquier otra ocupación). Así que se llevó la muñeca al lavadero y se dispuso a lavarle la ropa.
Alguien debería haberle explicado antes que las muñecas de cartón no se pueden lavar.

La idea de una gran ilusión (en el mundo de los adultos todo es diferente) que centellea para apagarse en un instante, aunque sea a través de este ejemplo quizá insignificante, es algo que me conmueve insoportablemente. Sin duda hay innumerables injusticias que combatir, pero siempre se puede aportar algo. A ver si algún día, a base de que cada uno dé según sus capacidades, conseguimos que más gente reciba según sus necesidades.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Medicina hipocrática


Probablemente no he sido el primero,
con toda certeza, no seré el último.
Cuando mi cabeza penda de un hilo,
mientras quede una gota de sangre
-a la bilis invita la casa-
mantendré los dientes apretados
aunque sienta náuseas al asomarme
desde uno u otro lado del espejo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

El tema del verano

A falta de canción del verano (obviando a los pesados de Carlos Baute y Marta Sánchez), recuperemos este 'hitazo' de hace un par de años. Y de paso reconciliémonos un poco con nuestros viejos amigos los creativos publicitarios, que a veces aciertan de pleno.

sábado, 12 de septiembre de 2009

El sexo de Semenya y la Ley Antidopaje


El periódico australiano 'The Daily Telegraph' publicó ayer una polémica información acerca de la condición sexual de la atleta Caster Semenya, recientemente proclamada campeona del mundo de 800 metros. El cabecero, en su versión para la red (http://www.dailytelegraph.com.au/sport/semenya-has-no-womb-or-ovaries/story-e6frexni-1225771672245), expone textualmente: "El atletismo mundial está en crisis acerca del sexo de Caster Semenya después de que los tests revelasen que la atleta sudafricana no tiene útero ni ovarios. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) está cerca de descalificar a Semenya de futuros eventos y la insta a someterse inmediatamente a una intervención quirúrgica debido a que su condición comporta graves riesgos para su salud. Tampoco se descarta que sea desprovista de la medalla de oro en 800 metros lograda en el Campeonato del Mundo".
De momento, la IAAF no ha querido confirmar ni desmentir esta información, y asegura que no realizará ninguna manifestación oficial al respecto hasta la publicación de los resultados definitivos de los tests de feminidad, para lo que habrá que esperar a mediados de noviembre.
Los estudios realizados hasta la fecha indican que Semenya produce en torno al triple de la testosterona normal en una mujer. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, por lo general, los hombres producen una cantidad entre 30 y 40 veces superior de esta hormona. Considerando únicamente esta cuestión deberíamos absolver inmediatamente a la sudafricana, pero el problema va mucho más allá. De confirmarse su pseudohermafroditismo (los síndromes de insensibilidad a la acción de los andrógenos impiden la virilización adecuada de los genitales externos), su actitud debería ser juzgada en los mismos términos que el dopaje.
Semenya produciría niveles mucho más altos de lo normal en una mujer debido a la presencia de testículos internos. A sus 18 años, es como mínimo improbable que nunca se haya sometido a una revisión ginecológica (considerando que es claramente anómala la ausencia de menstruación que comporta la ausencia de útero y ovarios). En estos casos, el médico insta al paciente a la extirpación de los testículos, debido al alto riesgo de cáncer.
Se consideran sustancias dopantes aquellas que mejoran el rendimiento físico y comportan riesgos más o menos serios para la salud. Así pues, si se comprueba que Semenya rechazó voluntariamente la intervención bastaría para que se le aplicase a rajatabla la Ley Antidopaje que, ante todo, tiene como objetivos primordiales cuidar de la salud de los deportistas y velar por el juego limpio. Si se trata de un acto negligente por parte de los médicos de la Federación Sudafricana, ésta debería ser sancionada, y Semenya conservaría su medalla, aunque con la obligación de pasar por el quirófano para volver a participar en una competición oficial.

sábado, 1 de agosto de 2009

Gratuito y cobarde


Contrariamente a lo que sostienen los autoproclamados como defensores de la democracia, no es la violencia o la lucha armada lo que deslegitima las reivindicaciones de un determinado grupo social. Sí lo hacen, en cambio, la cobardía, el asesinato injustificado y la crueldad. Lo que desacredita a los etarras y proetarras no es que defiendan la independencia de Euskadi, Euskal Herria o como coño quieran llamar a esa entidad nacional en la que supuestamente vivirían felices y comerían perdices lejos del yugo opresor del Estado español. Tampoco que, en un contexto amplio, promuevan el uso de la fuerza cuando se agote el cauce democrático para lograr sus objetivos. El error va mucho más allá.
ETA no es una organización independentista, sino terrorista. Seguramente no siempre ha sido así, y lo atestigua el mero hecho de que en otras épocas las víctimas de sus atentados han sido personas verdaderamente importantes en el ámbito de la política española, lo cual, al margen del método, al menos otorga a la violencia, si no una justificación, sí una coartada. Valorar, por ejemplo, si el asesinato de Carrero Blanco es un crimen o una acción política ya sería entrar en el terreno de la opinión pura y dura.
Lo que no ofrece duda alguna es que dos guardias civiles muertos no van a cambiar el panorama en lo más mínimo. En los últimos años ETA se ha limitado a causar dolor de forma gratuita y cobarde, en una especie de ajuste de cuentas con no se sabe bien quién (desde luego, estoy convencido de que los responsables directos no lo saben), sobre un campo de batalla en el que cualquiera, por tanto, se convierte en un objetivo potencial.
Si algún día se concediese la consulta sobre la autodeterminación a Euskadi (lo cual tampoco es tan descabellado, dicho sea de paso), debería llevarse a cabo otro referéndum paralelo para que en el resto de las comunidades pudiésemos expresar nuestro sentir al respecto. Más que nada para que a estos criminales descerebrados les entre en la cabeza que la postura mayoritaria viene siendo: "haced lo que os salga de los cojones con vuestro territorio y dejad de tocarnos los nuestros".

miércoles, 29 de julio de 2009

That is the beauty of fashion

Aún no he visto la peli, e igual un largo es demasiado, pero coño, me tiene convencido este Brüno. Una buena razón para darle una oportunidad:

martes, 28 de julio de 2009

Posh Spice takes it up the ass

No, mi colega Sacha no me paga comisión, pero no me resisto a colgar este video. Vale la pena quedarse hasta el final. La traducción es regulera, pero si entendéis un poco de inglés apenas os perderéis nada, salvo los indescifrables comentarios de Becks, claro. Enjoy and... Respect!

lunes, 27 de julio de 2009

Sí, pero no


-¿Y qué tal con la rubia de ayer? Te la llevaste a tu casa, ¿no?
-Pues no fue nada del otro mundo. Qué coño, en realidad fue bastante patético por momentos.
-¿Y eso? Porque estaba bastante buena y no tenía pinta de mojigata precisamente...
-No sé de qué tendría pinta, pero desde luego hay algo que no funciona del todo bien en su cabeza. Mientras estuvimos por ahí de marcha todo bien, pero a última hora la acompaño hasta el portal de su casa, le pregunto si tiene que madrugar al día siguiente o algo, seguimos enrollándonos y, lógicamente, le propongo venirse a mi casa. ¿Y sabes qué me dijo?
-Pues hombre, es que por como lo cuentas ya me hago cargo de que te dio largas o algo así.
-Peor, me dijo que no podía, que no estaba bien.
-¿Se encontraba mal?
-No, no, me dio a entender que no estaba bien que nos acostásemos porque apenas nos conocíamos aún.
-Ah, vale, no me digas más: cosas del colegio de monjas.
-Sí, algo así. El caso es que ya sabes que si hay algo que no soporto es tener que arrastrarme para convencer a nadie, y menos para echar un polvo, vamos.
-Entonces te fuiste tú solo.
-Le dije que lo respetaba y me largué.
-¿Pero cómo haces eso? Seguro que sólo se estaba haciendo un poco la interesante, hombre. Igual le daba reparo mostrarse muy dispuesta por lo que pudieras pensar de ella.
-Pues pensaría mejor, seguro, porque la historia no acaba ahí. Apenas había dado unos pasos y me dice: ¿no me vas a intentar convencer? Tócate los cojones.
-¿En serio? Joder, pues sí que iba con ganas.
-Coño, como yo, ¿pero entonces a qué viene ese rollo la-puntita-nada-más-que-soy-doncella?
-Qué poco entiendes a las tías.
-Francamente, querido, me importa un bledo entender a 'esas' tías.

domingo, 26 de julio de 2009

No, pero sí


-¿Qué tal con el chico de ayer? ¿Lo hicistéis o no?
-No, él me propuso ir a su casa, pero le dije que no me iba con nadie la primera noche.
-Ah, ¿y a él qué le pareció eso?
-Eso es lo peor. Me dijo que no lo entendía del todo, pero que lo respetaba. ¿Te lo puedes creer? Me dice: no lo comparto, pero cada uno tiene sus principios. Me dio un beso y se marchó.
-Lo dices con cierta indignación.
-Claro, ¿tú ves normal que ni siquiera insistiera un poco?
-Entonces sí que querías irte con él.
-Sí, si me moría de ganas.
-Pues habérselo dicho.
-Ya, ¿y qué iba a pensar de mí?
-Coño, pues que tenías ganas de follar con él. ¿Qué iba a pensar?
-No quería que me tomase por una 'de esas'.
-¿Te refieres a una de esas para las que lo que dicen, lo que hacen y lo que les apetece hacer es una misma cosa?
-Tú ya sabes a qué me refiero.
-¿A que las que se acuestan con un tío la primera noche son unas zorras?
-Si yo no pienso eso, pero la gente sí. La presión social es muy fuerte, tú lo sabes.
-Aclárame algo: dices que tú no lo piensas, pero estás convencida de que la gente sí, y de que te van a juzgar por ello, pero ¿quién en concreto? ¿El tío que se fue a casa solo simplemente porque tú se lo pediste? ¿Y qué crees que iría pensando por el camino?
-Seguramente que soy una estrecha, o algo así.
-Así que entre golfa y estrecha prefieres que te tilden de lo segundo. Es bastante revelador, la verdad.
-No sé si pensaba eso, pero en todo caso si así fuera eso demuestra que es un capullo y que no valía la pena. Además, la cuestión es que ni siquiera intentó convencerme. No me pareció que tuviera mucho interés, y eso sí que me molesta.
-No, cielo, no, lo que te molesta es que tú también te fuiste a cama con el calentón.

sábado, 18 de julio de 2009

Chica Tampax


"No entiendo que después de haber llegado hasta ahí, con el trabajo que le debe de haber costado por el mero hecho de ser mujer, luego vaya y haga un anuncio así. Es como deshacer todo el camino que lleva hecho". Es un alegato captado al vuelo en una conversación de pasillo, cuyo argumento probablemente podría valer para muchos otros casos, aunque se refiere a uno concreto, el de Carmen Jordá, 'chica Tampax 2009'. La verdad es que el título 'nobiliario' da escalofríos de por sí, pero eso es lo de menos (o quizá sea lo de más).
Jordá se ha hecho un hueco en la competitiva Fórmula 3, pero no han sido sus habilidades como piloto las que le han dado su actual proyección mediática, sino la esbelta figura que luce como un emblema en el último anuncio de la marca de tampones. La chica que se mostraba irritada con esta actitud tomaba su participación en el spot como una traición a la lucha feminista por la igualdad, pero daba por sentadas algunas ideas que, como mínimo, son cuestionables.
¿Qué quiere decir que le debe de haber costado mucho trabajo llegar a la Fórmula 3 "por el mero hecho de ser mujer"? En una lectura literal podría significar que, como las mujeres son poco hábiles pilotando, tiene mérito que haya llegado tan alto. No sé, hay algo que me dice que no van por ahí los tiros. En realidad, se refiere a uno de los mitos fundacionales (que requiere una urgente revisión, aunque no supresión) del pensamiento feminista: una mujer ha de esforzarse el doble que un hombre para triunfar profesionalmente. Lo que ocurre es que en el automovilismo los méritos los marcan los tiempos, y ahí no cabe discriminación ni menosprecio.
La otra idea dudosa es la del retroceso. ¿A quién ha traicionado Carmen Jordá? ¿A quién representa cuando se pone un vestido de verano y se lanza al agua delante de las cámaras? A nadie y a sí misma, respectivamente, son las únicas respuestas posibles. El equívoco procede de un problema común a todas las ideologías, que podría resumirse así: si eres de los míos tú ya no eres sólo tú, sino parte de nosotros. Es un concepto tan enajenante que, analizado friamente, haría sonrojar a todo activista que conserve aún parte de su individualidad.
El único triunfo en términos de igualdad de sexos que cabe esperar en la sociedad de consumo es la extensión al mundo masculino de roles hasta hace poco restringidos a las mujeres. No concibo que súbitamente la publicidad, imbuida por una especie de espíritu moralista, deje de utilizar el cuerpo femenino como un espectáculo, y específicamente como un espectáculo con connotaciones (o gritos, en los casos más toscos) claramente eróticas. El cuerpo del hombre va ganando presencia, aunque en este punto cabe preguntarse si no se deberá más bien a las nuevas tendencias que crea un mercado gay cada vez más importante y cuya influencia estética trasciende los límites de su público primigéneo.
En todo caso, me llama la atención que haya voces que clamen contra Carmen Jordá y no las haya contra Ricky Rubio. ¿Es acaso menos perverso asociar el deporte, la juventud y la salud con la comida basura que utilizar el atractivo de una deportista como imagen de un producto de higiene íntima? El quid de la cuestión es el sexo, claro, la madre del cordero, por así decirlo. Pero el sexo, a diferencia de la obesidad y el sobrepeso, no es un problema en sí mismo. Es penoso que el puritanismo siga pesando más que la salud.

martes, 30 de junio de 2009

Sexo (5): Con quién y dónde


A Marta le habían vendido la moto de que en el amor -en la vida, de hecho- a menudo hay que conformarse, luchar, adaptarse, perseverar, tener fe en el camino que se ha tomado y agotar sus posibilidades hasta las últimas consecuencias antes de pensar en retirar las fichas del tablero, y a otra cosa, mariposa. Pero como la vida -el amor, de hecho- maneja conceptos pedagógicos más pragmáticos, le bastó con su primera relación para convencerse por siempre de que si dos líneas no siguen cursos paralelos, sólo pueden diverger o acabar colisionando.
Tenía poco más de 16 años cuando conoció a Javier, y el hecho de que él accediese paciente a darle todo el tiempo que necesitase probablemente acortó el plazo que el resto de las fuerzas de la naturaleza había dispuesto para que, en efecto, estuviese 'realmente' preparada. Javier era unos 11 años mayor, y si aún no había comprendido que estar físicamente dispuesto no es lo mismo que ser capaz de soportar determinados impactos emocionales, era difícilmente imaginable que estuviese a tiempo de llegar a entenderlo todavía.
Tras la mesura de la época en la que no ocultaba sus reservas, con la seguridad de sentirse socialmente legitimada, al romper la barrera de la virginidad Marta se sintió obligada a deprenderse inmediatamente de todas sus demás anclas y, en consecuencia, quedó a merced de las corrientes y el oleaje. La simple fe en una inquebrantable voluntad de beneficencia hacia ella la llevó a no cuestionar ninguna de las nuevas propuestas sexuales de Javier, para quien la solícita actitud de su joven amante era como un juguete de posibilidades inagotables.
Ese -quizá pueril- incentivo y su -quizá patológica- tolerancia (en términos de adicción) a los estímulos sensuales lo espoleaban a explorar no sólo los límites de Marta, sino los suyos propios, y le pareció que incluir a otras personas en sus relaciones se podía considerar casi un imperativo biológico en su evolución como pareja. Contra todo pronóstico, sin embargo, no fue él quien se ocupó de buscar y seleccionar potenciales candidatos. Había imaginado la experiencia de un modo muy distinto a como finalmente sucedió. No tenía del todo claro cómo plantear este tipo de proposición, pero lo que sí vislumbraba con nitidez era que el tercero en concordia (la licencia lingüística, aunque pobre, le provocaba una gran autosatisfacción) sería otro hombre.
Copas, un cigarrillo tras otro, risas nerviosas, dobles sentidos sugeridos con torpeza, un poco más de alcohol, háblame de ti, las manos dicen más que los labios, ¿tienes fuego?, otra vez la risa defensiva... Y entre la escena de los sofás del pub y la de la habitación con velas sólo un fundido encadenado, recurso de malos directores de montaje, consecuencia de licores de dudosa calidad. Se detuvo un instante, observando a las dos ninfetas fundirse en un beso infinito, pensando en el efecto narcótico del whisky combinado con grandes cantidades de dióxido de carbono compartido. Espectador ajeno, tácitamente excluido del juego, encontró bellísima la imagen y en ella se extasió.
La fuerza lírica del encuentro fue tan poderosa que Javier ni siquiera se dio cuenta (hagamos un esfuerzo por creer que fue así) de que su novia se durmió entre lágrimas después de que la otra chica se fuese, ya con las primeras luces de la mañana.
Quince años y algunos amantes más tarde, Marta seguía preguntándose por qué no corrió tras aquella mujer a la que nunca volvió a ver. Quizá su esfuerzo habría sido inútil, pero lamentaba haber tardado tanto en comprender que, si bien no siempre podía elegir dónde y con quién estar, sí estaba en su mano decidir con quién y dónde no estar.

martes, 23 de junio de 2009

Infocomercial (5): Ligues-stop


¿Un ligue que se convierte en su pareja sin saber cómo? ¿Una relación a la que no se atreve a poner fin? ¿No encuentra el momento para deshacerse de una vez por todas de ese cretino que insiste en presentarle a su madre? Tenemos la tecnología más avanzada para hacerle la vida más fácil. No busque disculpas ni elabore complicadas listas de motivos objetivos, todo lo que necesita es este nuevo y revolucionario producto. ¡Ya están aquí los 'Pelos de Rubia'! Extraídos de auténticas rubias naturales, nuestros pelos de rubia son la mejor coartada para una buena bronca. Sólo tiene que colocarlos en lugares estratégicos y esperar el momento adecuado para 'encontrarlos'. 'Pelos de Rubia' incluye un práctico y sencillo manual de instrucciones y trucos para mayor diversión en sus rupturas. Pruebe a ponerlos en su almohada, ¡verá qué cara pone!

Y ahora, también para rubias... ¡'Pelos de Morena'! (*sólo con receta médica).

lunes, 15 de junio de 2009

Las cosas claras


-¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul...
-¿Qué es poesía? Poesía es la manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa. Y afortunadamente mis pupilas son negras, como las de cualquier ojo sano.
-Ok, espero que recuerdes estas palabras la próxima vez que olvide felicitarte porque la tierra ha dado otra vuelta completa alrededor del Sol desde que tocaste un coño con las dos orejas a la vez.

sábado, 13 de junio de 2009

Opio y mitología


Más estado, menos estado, ayudas a los bancos, a las empresas, estímulos al consumo, planes de viabilidad, contracción del gasto, libre mercado, etcétera, etcétera. Recetas para salir de la maldita crisis (esa que a los medios no les gusta llamar por su nombre, pues viven de la publicidad y no les interesa que los anunciantes se inhiban de invertir) las hay de todos los colores y sabores: algunas suenan a marrón importante y las más tienen un regusto amargo.
Los economistas, que como pitonisos van justitos pero no tienen precio a la hora de explicar los problemas a toro pasado, aseguran que España es uno de los países en los que los efectos de la actual situación económica se van a dejar sentir durante más tiempo para el ciudadano medio. Esto quiere decir que el paro va a seguir creciendo aun cuando en otros países repunte la ocupación laboral, debido, principalmente, a que los grandes pilares de nuestra economía en los últimos años han sido los sectores de la construcción, el inmobiliario y el turismo.
De especular y vender los duros a seis, siete o veinte pesetas sabemos un rato en este país, estado, o entidad plurinacional, pero lo de incrementar la rentabilidad con más imaginación que eficacia no es patrimonio exclusivo de los íberos. Lo que singulariza a esta crisis respecto a otras es el peculiar sistema bursátil mundial, en el que el afán por cazar inversores a toda costa prima sobre la productividad del trabajo y, sobre todo, la estabilidad del propio sistema. Y lo peor es que pocos han visto venir algo tan aparentemente evidente como que el crecimiento económico no es ilimitado, particularmente cuando se sustenta en ejercicios de creatividad contable (o contabilidad creativa, tanto monta) más que en una inversión firme en investigación, desarrollo e innovación tecnólógica (I+D+i).
Precisamente en ese apartado es donde más atrasados estamos en España. Hemos experimentado un importante crecimiento económico en la última época, pero basado en pilares poco sostenibles. No sólo hemos olvidado invertir en incrementar nuestra competitividad en el mercado global, sino que, lo que es incluso más grave, no nos hemos vacunado convenientemente frente a un período como en el que estamos inmersos. Sin construcción y sin turismo exterior los indicadores de nuestra salud económica todavía tienen mucho camino que descender hasta tocar suelo.
Pero también habrá grandes favorecidos, como los principales bancos españoles que, a diferencia del resto de empresas, se han beneficiado del estricto control del Banco Central de España, cuyo modelo alaban ahora en todo el mundo. Así es que cuando esto termine el BSCH será –aún más- un mastodonte de las finanzas, que invertirá millones de euros en patrocinar a la estrella deportiva del momento y así, en lugar de intentar convencernos de que el sistema es ideal y nada de esto se podía haber evitado, simplemente logrará que deje de importarnos hasta la próxima gran hostia. El opio es incluso más rentable que la mitología.

lunes, 1 de junio de 2009

Líbrame, Señor, de miserables y pusilánimes


“Lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo”. La frase la escuché de boca de Jesús Iglesias, apreciado compañero y amigo, aunque tampoco es de su propia cosecha, sino uno de esos legados simbólicos que brotan en el consciente, pero con raíces cada vez más hondas en el inconsciente. La sentencia consuela en tanto que uno verifica que no está solo en la creencia de que la mayor lacra en las relaciones sociales es el victimismo, y expresa la repugnancia hacia el fatalismo de un modo tan prosaico que, por fuerza, no podría ser más exacto y contundente.
Exhibir una actitud de amargada resignación ante el infortunio es un ejercicio absolutamente invasivo respecto al entorno próximo que, paradójicamente, tiende a provocar cierta empatía (no del todo aséptica, eso sí) en lugar de un abierto rechazo. Es probable que su aceptación se deba a una simple cuestión cultural, y que en otras partes del mundo resulte, al menos, tan reprobable como lo prepotencia o la pedantería.
Supongo que es fácil confundir la humildad con la inseguridad, y entiendo perfectamente que quienes se muestran confiados y firmes resulten, de entrada, más amenazantes que los timoratos que esgrimen su lastimera y afectada sensibilidad para defender su –¡ay mísero de mí, y ay, infelice!- corazón-coraza, tan maltrecho y encallecido por los golpes de la vida. Triste y dura vida. Pero a poco que uno observe, anote y reflexione, pronto se da cuenta de que aquel que vive con la absoluta convicción de que es víctima de un destino adverso y un mundo injusto que no comprende la complejidad de su elevada alma inmortal acaba cargando de bilis su aguijón, siempre a punto para la certera estocada que calme el dolor propio con el ajeno (mal de muchos…).
Además de los amargados profesionales (tanto el modelo instintivo como el Stanislavski), proliferan también con éxito los opositores, no los que compiten por un empleo al abrigo del Estado, sino aquellos que se oponen sistemáticamente a la opinión más extendida en cualquier materia. A menudo es un pueril mecanismo de auto afirmación pero, incluso cuando es ése su origen, tiende a degenerar en una desviación no exenta de cierto componente sádico, que proporciona al individuo una oscura satisfacción a través de la provocación gratuita.
Pero, sin duda, la especie más peligrosa es la de los débiles de carácter (y a menudo de espíritu), para quienes no existe vacuna de ningún tipo, ya que, en mayor o menor medida, todos somos proclives a la compasión hacia quienes carecen de fortaleza para plantar cara a la corriente. Cuando uno se encuentra con uno de estos especímenes, es conveniente que recuerde que son justamente los de su casta los que, bajo la influencia de un líder carismático, aprietan el gatillo con la coartada moral de que sólo cumplen con su deber o que, como el escorpión de la fábula, no pueden luchar contra su naturaleza.
Por eso, a veces, antes de dormir, suelo rezar: “Líbrame, Señor, de miserables y pusilánimes, que de los malos ya me libro yo”.

jueves, 28 de mayo de 2009

Campeón con (triple) corona


Hace unos días entrevisté a un entrenador de un equipo de fútbol regional que acababa de ascender de categoría. Desde su llegada al banquillo, en el mes de diciembre, no perdieron ni un solo partido, y acabaron consiguiendo su objetivo a falta de dos jornadas para que terminase la fase de promoción. Me explicó que su única exigencia era la implicación de los jugadores. "En estas categorías, si estás bien físicamente y tienes un poco de orden, ya tienes mucho ganado", aseguraba con humildad.
Me imagino a Josep Guardiola hace diez meses, recién nombrado máximo responsable técnico del primer equipo del Fútbol Club Barcelona. Salen los jugadores al campo de entrenamiento. Ambiente distendido, muchas bromas, hombre, Pep, cómo lo llevas... Y el de Santpedor los mira con el ceño un poco fruncido, marcando las distancias, y les dice que bien, que gracias por preguntar, pero menos samba y más trabajar. Y así, de un modo tan natural que parece parte de un guión de Hollywood, el Barça se convierte en un auténtico rodillo en todas las competiciones. Gana con holgura la Liga, se pasea en la final de Copa y se gusta en la de la Liga de Campeones, colofón y corolario de la oda al 'fútbol total' en su versión 2.0.
La expresión se acuñó como referencia al juego de la selección holandesa que participó en el Mundial de 1974. El equipo conocido desde entonces como la 'Naranja Mecánica' (por el color de su equipación) le pasó por encima nada menos que a Argentina, a la que venció por 4 goles a 0. Los teóricos consideran que aquel conjunto, liderado en el campo por Johann Cruyff, protagonizó la última gran revolución futbolística. Su virtud principal era que todos los jugadores jugaban extraordinariamente coordinados, lo que prácticamente hacía innecesaria la distinción entre defensores y atacantes. Por eso su juego se denominó fútbol total.

Aquella selección maravilló con su estilo pero se quedó sin corona, ya que perdió en la final ante la República Federal Alemana, anfitriona del torneo, y tampoco pudo hacerse con el título en las dos grandes citas posteriores, el Europeo de Yugoslavia de 1976 (fue tercera) y el Mundial de Argentina de 1978, en el que los albicelestes se tomaron cumplida venganza de lo sucedido cuatro años antes. Cruyff no acudió a la cita debido a la situación política del país sudamericano.
Ejemplos como el de Holanda (el campeón sin corona) o el Real Madrid de la 'Quinta del Buitre', equipos a los que el destino torció la cara sistemáticamente en el momento crucial, revalorizan lo ya conseguido por el Barcelona de Guardiola. La Premier League inglesa puso los cimientos de la más reciente revolución futbolística, con planes de trabajo más intensos que en el resto de Europa, pero ha sido en la capital catalana donde mejor se ha sabido conjugar una gran preparación física con un estilo técnico y un planteamiento táctico no más vistoso que efectivo.
El resto de los equipos de máximo nivel tienen ahora la obligación de reflexionar sobre sus rutinas de trabajo, su filosofía de club y sus planes a medio-largo plazo. El Barcelona planificó con mucha antelación el mejor equipo del mundo y el resultado ha sido algo superior: el mejor fútbol que se ha visto. Es, simple y llanamente, un conjunto adelantado a su época y, si mantiene el rumbo, aún podrá vivir unos cuantos años de esa inercia, mientras en el eterno rival intentan, por ejemplo, convencer a Sergio Ramos de que está muy bien hacer los 100 metros en 11 segundos después de una noche de juerga, pero hacerlos en 10,5 cuidando los hábitos (y la imagen de paso) se acerca más a lo que se le exige a alguien en su situación y con sus privilegios.

martes, 5 de mayo de 2009

Eres lo que comes


Resulta que hay estudios que revelan que todos esos potingues ‘enriquecidos’ con bífidus, elecaséis y demás, en lugar de ayudar al sistema inmunológico pueden llegar a dejarlo medio alelado. Tampoco seamos alarmistas, esto no quiere decir que por habernos tomado cuatro actimeles vayan a venir en tropel los virus de la gripe H1N1 (o como demonios se llame a estas alturas del tinglado) a montarse un botellón en nuestro organismo cual universitarios en un parque público.
Lo que sí se ha demostrado es que hay una cierta correlación entre el consumo de este tipo de productos a edades tempranas y una respuesta del cuerpo en forma de alergias. En realidad, de lo que vienen a alertar este tipo de estudios es de algo tan simple como que una persona sana con unos hábitos de vida saludables y una dieta equilibrada no necesita, salvo casos excepcionales, ningún tipo de suplemento.
Esto lo sabrán también, quiero creer (como Fox Mulder), en los laboratorios de todas las multinacionales de la alimentación, pero en un determinado eslabón de la cadena… zas! Con el marketing hemos topado. Entonces llegan los directivos de turno esgrimiendo los resultados de los últimos estudios sobre hábitos de consumo y deciden que lo que el pueblo llano ansía es que se le garantice un entorno aún más aséptico y seguro.
Porque una cosa es que a uno se lo lleve por delante un Golf GTI o un cáncer (que como todos sabemos no tiene nada que ver con el aire que respiramos ni con los millones de ondas electromagnéticas a las que nos sometemos diariamente) y otra muy distinta que mi-Kevin-que-ya-va-en-tercero-y-dice-la-profesora-que-es-el-más-listo-de-la clase comparta el bocata con su-amiga-Jénnifer-que-aunque-es-una-niña-le-hace-ojitos-porque-es-clavada-a-su-madre-que-es-una-golfa. Y no digamos –líbreme el cielo- si encima a Kevin le da por irse a jugar al fútbol con sus amiguitos mientras se come el bocata de chóped.
Lo que todos esos padres idiotizados por vanas promesas de infalible protección parecen ignorar es que ellos mismos merendaron por fascículos, entre patadas al balón y vertiginosos descensos en tobogán y, sin embargo, siempre y cuando su nivel de vida fuese razonablemente bueno, gozaban en términos generales de una mejor salud que sus hijos, a quienes, a golpes de inocentona sobreprotección, acaban por noquear.
Por eso Kevin, que ha crecido sin rodilleras cosidas a los pantalones, llegará al mundo adulto con alergia al polen, a la pimienta, al marisco y a los polos de fresa. Y lo que es peor, en la burbuja en la que lo han criado sus esforzados progenitores seguramente tampoco ha habido mención alguna a la gonorrea, los antidisturbios o, sin ir más lejos, lo que vale un peine (tanto en sentido estricto como figurado).
Así que, Kevin, alegría de mi corazón, si me estás leyendo diles a tus viejos que se metan ellos los bífidus (por dónde ya es cosa suya) y que a ti te den comida como dios manda. Ah, y eso de que te vas a quedar ciego si te masturbas es una chorrada: conócete a ti mismo y verás como Jénnifer te lo agradece algún día.

martes, 21 de abril de 2009

Mitos y leyendas (1): La democracia


La democracia no sólo no es el mejor de los sistemas políticos posibles, ni siquiera es el menos malo. En esencia, la democracia se basa en que 51 personas pueden hacer prevalecer su voluntad (y no la razón o el diálogo) sobre la de 49. Ni más ni menos.

lunes, 13 de abril de 2009

Pienso, luego Dios existe


El racionalismo extremo conduce inevitablemente al escepticismo. Las contradicciones que tienen lugar en la mente humana en su intento de explicar lo real convergen en la idea fundacional de este blog, la teleología de lo aleatorio. Explicar un hecho y predecir un hecho pueden parecer operaciones muy distantes entre sí, pero son dos caras de una misma moneda y, por tanto, son igualmente ilusorias en sentido estricto.

Cuando hablamos de fe tendemos a evocar conceptos como doctrina, sacralidad, oración, ritualismo… Asimilamos fe y religión asumiendo que la primera conlleva necesariamente la segunda, sin pensar que, en realidad, toda explicación no es más que un desesperado acto de fe. La búsqueda de significación en la realidad es un ejercicio descorazonador, especialmente si se hace desde el punto de vista de la teleología. Dar por cierto que existen causas finales implica aceptar el determinismo como algo inevitable. Significa, en última instancia, que todos nuestros actos, que todos los sucesos, son los que son y serán los que serán porque no podría haber sido de otro modo.

Metafísicamente no existe la certeza de que a una causa, sea la que sea, siga necesariamente una consecuencia. Sin embargo, el mismo instinto que nos aparta de la creencia en las causas finales nos mantiene forzosamente ligados al principio mismo de causalidad. Pero si ansiamos la libertad y nos aferramos a la posibilidad de eludir el Destino, debemos abrazar el azar, lo aleatorio, el hecho inmotivado. Y aunque pueda resultar paradójico, ello implica conceder al conocimiento científico un valor meramente funcional, pragmático. Significa recuperar la antigua e insuperable confrontación entre física y metafísica.

Aunque no hubiera sido judío, Albert Einstein habría pronunciado una de sus más célebres sentencias exactamente tal y como lo hizo: “Dios no juega a los dados con el Universo”, aseguró el físico alemán, y con ello puso de manifiesto que ni las mentes más preclaras pueden concebir la ausencia de un orden en todo lo real. La idea de que a cada causa sigue una consecuencia está tan arraigada en la computadora humana que ni la teoría del caos (que trata los comportamientos impredecibles de los sistemas dinámicos) ni el principio de incertidumbre de Heisenberg (que enuncia la imposibilidad de una medición exacta por la distorsión que provoca la propia interacción) se oponen a ella en lo esencial.

¿Tiene menos valor en términos de simple intelección nuestro marco de referencia cuando comprendemos que se basa en una ilusión de la razón? En un sentido meramente pragmático no, y filosóficamente esto es lo único que cuenta. Es más, desde la perspectiva humana este subterfugio es una parte esencial de lo que en muchas religiones se considera el plan de Dios: es el despotismo ilustrado llevado a su máxima expresión. Cuando Dios se desnuda, cuando queda despojado de metáforas, revela su verdadera condición de causalidad en estado puro. Éste es el siguiente paso del silogismo cartesiano, la intersección de todas las creencias: Pienso, luego Dios existe.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Necesidades especiales


A Obama no todas las bromas le salen igual de graciosas. La ocurrencia en El Show de Jay Leno de comparar su nivel en los bolos con el de los deportistas de los ‘Special Olympics’ (Juegos Paralímpicos) desató una polémica no por previsible menos absurda y no por absurda menos evitable. El sentido del humor es una de las armas más poderosas de un líder, ya que denota al mismo tiempo inteligencia (cuando no abunda en la chabacanería) y cercanía, dos rasgos que, desde luego, deberían exigirse a todo mandatario en cualquier democracia representativa. Pero el cargo obliga a medir cuidadosamente cada palabra y cada gesto en el ámbito público. Que se lo pregunten al pobre Rajoy, al que casi crucifican por decir del desfile de las Fuerzas Armadas lo que pensamos casi todos los españoles: que es un auténtico coñazo.
Lo que Obama pareció perder de vista por un momento es que la sociedad de su país (por lo demás no muy distinta en este sentido a cualquier otra) ha convertido el eufemismo en un velo para apartar de los ojos de la ciudadanía todo aquello que, íntimamente, hiere su sensibilidad. Por eso, en lugar de Juegos Paralímpicos se habla de Olimpiadas Especiales y, en lugar de un presidente negro, los estadounidenses tienen un presidente de color (¿de qué color?). En España se ha acogido el desliz con cierta condescendencia, lo cual no quiere decir que, en general, seamos menos gilipollas. Aquí somos igualmente proclives a la ofensa fácil. Basta con imaginar a Zapatero contando en el programa de Buenafuente un viejo chiste sobre la madre del rey y un concierto de violín.
Pablo Cimadevila es uno de los deportistas a los que más admiro y, sobre todo, una de las personas más lúcidas que he conocido. En Estados Unidos sería un deportista ‘especial’; en España, un deportista paralímpico; él se considera deportista, ni más ni menos, y se muestra absolutamente coherente con sus ideas. Después de llevar a cabo una travesía a nado de 17 kilómetros, se lanzó a por el reto del Canal de La Mancha. De haberlo conseguido (las corrientes lo hicieron imposible en aquella ocasión) los medios de comunicación habrían destacado que la proeza lo convertía en el primer deportista discapacitado en completar el mítico desafío. Él, en cambio, siempre aseguró que su objetivo era ser el primer deportista gallego en conseguirlo.
Entre las anécdotas de su infancia, dos son especialmente significativas: “Cuando empezaba a nadar tenía que arrastrarme unos diez metros desde donde podía llegar con la silla de ruedas hasta la piscina”, comenta ahora con una sonrisa socarrona que procede directamente de la satisfacción que produce la auto superación. El otro relato sorprendente tiene lugar en su centro escolar, cuyo director se opuso inicialmente a instalar un ascensor para que pudiese acceder a la planta superior, aduciendo, a grandes rasgos, que “si lo hacemos se nos va a llenar esto de minusválidos”. Pablo recuerda el incidente con más lástima que rabia hacia ese pobre hombre, al que el miedo a lo desconocido impedía comprender lo más elemental. Lo curioso es que el propio director acabó necesitando el ascensor. Aprendió así ‘in propria capita’ que cuando la vejez o las enfermedades van haciendo mella en el cuerpo, todos acabamos teniendo ‘necesidades especiales’.
¿Qué pensaría Pablo de la broma de Obama? No se lo he preguntado, pero recuerdo un comentario revelador cuando un compañero, después de saludarlo con un nada malintencionado “¿cómo andamos?”, se dio cuenta de la posible inconveniencia del comentario e inmediatamente se disculpó. “No pasa nada, ¿qué ibas a decirme, cómo rodamos?”, atajó él. Pablo sabe que el verdadero problema es la discriminación, no una frase desafortunada, y que las barreras más difíciles de superar son las mentales.

viernes, 20 de marzo de 2009

El día menos pensado

El día menos pensado
saldrá el sol por el oeste
y se pondrá por el este.
Y nadie se dará cuenta.

lunes, 9 de marzo de 2009

Penitencia


Es la una de la madrugada en la Gran Vía. Se para un coche. El cliente es un hombre maduro. Podría ser su padre. Se dirigen a un hotel a las afueras de la ciudad. En el semáforo, mientras esperan a que se encienda la luz verde, ella abre su bolso, introduce en él su mano, coge el revólver, quita el seguro, se llena los pulmones de aire, una vez, dos veces, inhalando profundamente. Saca el arma, apunta directamente a la sien, no falla. Sale del vehículo, camina hacia una curva con escasa visibilidad. Espera agazapada junto a la cuneta. A lo lejos unas luces. Se emborracha de aire para no sentir, cierra los ojos, se dice: “nunca más”. Se lanza al medio de la carretera. El conductor la ve a tiempo para esquivarla, pero no para evitar el impacto contra el guardarraíl. El coche y sus ocupantes vuelan varios metros y al caer se enzarzan en una danza macabra hasta quedar convertidos en un amasijo de metal, carne y fluidos indeterminados. Ella piensa: “la materia y la energía no se crean ni se destruyen”. Se queda mirando la masa informe a lo lejos y da gracias mirando al cielo. Se dice: “Dios me ha dado una segunda oportunidad”. Su conciencia replica: “ninguna mala acción debe quedar impune”. Mañana quizá pruebe en la vía del tren.
No, lo ha pensado mejor: se quedará en casa viendo la televisión. "¿En el cielo habrá tele de pago?". ¡Muy bien, no hay que perder nunca el sentido del humor!

jueves, 26 de febrero de 2009

Una mujer de su tiempo


En las biografías de las celebridades podemos encontrar referencias a la relación que éstas mantuvieron con la época que les tocó vivir. Simplificando, existen dos tendencias opuestas: Se dice “era un hombre de su tiempo” o bien “era un adelantado a su tiempo”. En el segundo caso, el elogio nace de un cierto halo místico que envuelve a los precursores, aquellos que van más allá de lo que en cada momento se considera moderno (hoy diríamos actual). Son, generalmente, personalidades excéntricas, inadaptadas. Los parias de hoy son los mitos de mañana.
Más interesante es el primer caso. ¿Qué tiene de admirable que un personaje sea “un hombre de su tiempo”? Nada, ciertamente. Así, podemos deducir fácilmente que el elogio no está en la persona, sino en la época (su tiempo). Lo curioso es que, si hacemos un pequeño repaso mental, seguramente nos costará encontrar este tipo de referencias atribuidas a hombres. Es la (vergonzosa) ventaja de haber estado siempre en la cima de la pirámide.
¿Qué nos querría decir el biógrafo que, pongamos por caso, asegurase que Letizia Ortiz es una “mujer de su tiempo”? Estaría dando a entender que, pese a formar parte de una institución como la monarquía, que considera rancia (y aun admitiendo que lo fuese, desde luego no dejaría de ser, en sentido estricto, tan de nuestro tiempo como un ipod), posee todas las cualidades que -se supone- caracterizan a las mujeres nacidas en el último tercio del siglo XX: amplia formación académica, independencia, equilibrio emocional...
Lo que la masa desea escuchar es que vivimos en el mejor de los mundos posibles (lo cual no supone novedad alguna desde que el hombre es hombre). Las mujeres “adelantadas a su tiempo” seguirán siendo parias hasta que el paso de los años nos permita (les permita, en realidad) verlas con perspectiva histórica. La misma que llevará a abominar de la “mujer de su tiempo” a los mismos que ahora lo ven como un valor indudablemente positivo.

lunes, 9 de febrero de 2009

A menos diferencias, menos abusos - por Jorge Abel


Javier Gómez-Navarro -el que fuera ministro de comercio del ex presidente Felipe González- expuso una idea interesante en los desayunos de La Primera al respecto de la crisis. El plan de Gómez-Navarro consistiría en reducir la contribución a la Seguridad Social por parte de los empresarios españoles (lo que se paga por cada trabajador, que luego sirve para recibir el paro y para que te atiendan en los hospitales) y luego, para refinanciar al estado, habría que subir en I.V.A. (un porcentaje que se lleva el estado por cada cosa que compramos).

¡Pues vaya idea más original! Puede decir cualquiera. Y tendría razón. Eso se ha repetido mucho y por muchos antes de hoy. Tengo que rectificar, por lo tanto, y aclarar que lo original no ha sido la idea, sino la justificación:

Los productos que fabricamos hoy en día en España están encarecidos por ese impuesto, mientras que los productos que están a la venta, si vienen de otros países, no lo están. Es posible que el gobierno de otro sitio no cobre impuestos de esa manera y que ello los haga muy interesantes para la exportación (a mí por China no me viene nada en el diccionario). Unos productos, por lo tanto, tienen menos capacidad para competir en el mercado que otros siendo originariamente realizados al mismo coste (la definición de competitividad debería ir por ahí).

Gómez-Navarro es Presidente del Consejo Superior de Cámaras de Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de España (vaya nombrecito, por Dios). Con ese cargo no parece que esté precisamente del lado del trabajador, pero la idea que puede estar planteando sí que podría ayudar a muchos a conservar su empleo, y a otros a conseguir uno nuevo.

Los empresarios serios de verdad, los de la C.E.O.E. (la Confederación Española de Organizaciones Empresariales) lo que quieren es cambiar la legislación y abaratar el despido. Buen truco el de aprovecharse de los momentos en los que estamos. La oferta de mano de obra es mayor que la demanda y la gente se dejaría dar por el ojete en público si luego le garantizan un mileurismo (y es que el hambre de tus hijos siempre es peor). El problema de esa medida, en general, es que antes te dejabas las pestañas currando para que te hicieran fijo, y cuando llegaban las vacas flacas, el jefe sólo podía pulir a los que estaban empezando. Ahora, con este cambio, lo que puede pasar es que empiecen a largar a esa peña que tiene cuarenta años y dos hijos y que nunca más va a pillar un trabajo en condiciones… Pensemos un momento en qué tipo de sociedad queremos vivir.

Decía además Cándido Méndez (el bajito del dúo cómico de sindicalistas, el de UGT), que los empresarios quieren que las decisiones de despidos queden fuera del arbitraje de los tribunales. Vamos, el 'far west'. Sin el estado y sin la justicia el empresario vuelve a ser el nuevo señor feudal que dispone de las vidas de sus trabajadores. Ya me lo imagino yo: "Para conservar tu puesto de trabajo, Antoñito, ¿por qué no me mandas a tu mujer a casa este fin de semana, que mi Mari se ha marchado con los niños?"

En resumen, pese a que siempre he defendido –y defiendo- la contribución mediante impuestos directos y con tramos progresivos, puede que en el caso de la Seguridad Social haya que plantearse un nuevo método de impuestos indirectos. Eso sí, el I.V.A. que sirviese para equilibrar el presupuesto hay que meterlo directamente en los objetos que graven el lujo porque de lo contrario las diferencias entre ricos y pobres en España se volverán más insalvables de lo que ya lo son en la actualidad. Yo, desde el máximo de los respetos a las que lo son, no quiero vivir en España a lo república bananera, con oligarquías, dictadores y todas esas cosas. Como es lógico, a menos diferencias, menos abusos.

*Imagen: 'Le droit du Seigneur' (El derecho del Señor), de Wassilij Polenow

jueves, 29 de enero de 2009

ANV


“Nada tan estúpido como vencer. El verdadero triunfo está en convencer”. Víctor Hugo.

Leo en la edición digital de El País que el Constitucional acaba de ratificar la ilegalización de la formación nacionalista ANV, confirmando así el fallo del Supremo que consideraba probada “la existencia de relaciones de colaboración de distinta naturaleza (..) con la organización terrorista ETA y el partido ilegalizado Batasuna”. Según esta información, “la sentencia de hoy dicta que la decisión del Supremo se ajusta a la doctrina constitucional, al hacer una correcta aplicación de una norma que, entre otras cosas, obliga a las formaciones políticas a condenar la violencia”.

Comparto la sentencia de Kapuscinsky que afirma que “la ideología del siglo XXI debe ser el humanismo global, pero tiene dos peligrosos enemigos: el nacionalismo y el fundamentalismo religioso”. Lo que no comparto es la táctica de combate que se viene empleando en España contra todo lo que rodea a ETA. Ni siquiera es que la supuesta ‘lucha’ de esta organización me merezca algún respeto. Por supuesto, sus métodos de presión me parecen repugnantes. Pero nada de eso es el núcleo del debate.

Lo que se pone en cuestión es si el mero hecho de no condenar la violencia es motivo suficiente para la ilegalización de una formación política. Partimos de la base (errónea) de que, en democracia, no hay razón para defender la agresión física. Sin embargo, aceptamos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad dispongan, al amparo de la ley, de este recurso en régimen de monopolio. Olvidamos que el antidisturbios, el sargento, el ministro y el presidente son simplemente personas y, por lo tanto, pueden tomar decisiones equivocadas. Y no es pura especulación. Sucede con demasiada frecuencia y, normalmente, hace prevalecer la seguridad en detrimento de la libertad.

La legitimación de la violencia
Esta concesión se sustenta en la idea de que el Estado establece unas pautas de convivencia y se dota a sí mismo de los instrumentos necesarios para combatir todo agente que las vulnere. Políticamente, esto es comprensible, pero ¿por qué no lo es que los ciudadanos empleen la violencia cuando sea el Estado el que vulnere unos derechos que, por fuerza, han de ir cambiando a lo largo del tiempo? La Constitución no puede quedarse estancada. Para eso ya están la Biblia, el Corán, el Talmud… Y la idea maquiavélica de que la única manera de derrocar al tirano es el tiranicidio aún no ha sido convincentemente rebatida.

Aquellos que se autoproclaman demócratas deberían luchar por que todos los temas puedan ser objeto de debate público, incluso algunos que, en virtud de una dudosa (en sus términos) Declaración de los Derechos Humanos, han quedado encerrados en una caja negra bajo la llave de una moral que se presenta más como un dogma de fe que como un bien provisional (si Descartes levantara la cabeza…). Si se legaliza ANV es, sencillamente, porque se teme su éxito en las urnas. Qué lleva a la gente a posicionarse del lado de los violentos es el auténtico debate, pero entre el ruido de los insultos nadie (ni independentistas ni centralistas) está dispuesto a escuchar razones y asumir que, sin consenso, ninguna paz es duradera.

domingo, 11 de enero de 2009

No deberías llevar ese cuerpo


Enciendo el televisor y empiezo instintivamente a saltar de canal en canal, hasta que en TCM me encuentro al mismísimo Tarantino discutiendo con George Clooney. Así que, cual perro de Pavlov, comienzo a ‘salivar’ (es un decir) pensando en Satánico Pandemónium moviéndose al ritmo de la sensual canción After dark, del grupo Tito & Tarántula.
Para los que no se hayan tomado hoy su Ceregumil o los que aún no hayan visto Abierto hasta el amanecer (Robert Rodríguez, 1996), la escena corresponde a uno de los bailes más tórridos de la historia del cine y la protagoniza la más que ‘neumática’ Salma Valgarma Hayek Jiménez. A punto de alcanzar la treintena, la actriz mejicana demostraba que toda la feminidad del mundo cabe en 1,57 metros de estatura, respaldada, eso sí, por sus sofocantes 94-61-94. Y no, no son los últimos dígitos de su número de teléfono.
La poderosa imagen del contoneo de Salma Hayek embutida (literalmente) en un conjunto que da una nueva dimensión a las palabras ‘obviedad’ y ‘seducción’ me hace recordar el célebre diálogo de Fuego en el cuerpo (Lawrence Kasdan, 1981) entre William Hurt y Kathleen Turner:
W.H.: No deberías llevar esa ropa.
K. T.: ¿Por qué?. Solo es una blusa y una falda.
W.H.: Entonces no deberías llevar ese cuerpo.
Al igual que a Hurt, me basta una pequeña dosis de duda metódica para llegar a la conclusión de que hay bellezas que incluso bajo un burka resultarían turbadoras.