domingo, 6 de enero de 2008

Hij@s de Lot


Está claro que los textos bíblicos han provocado daños cerebrales irreparables en Bernardo Álvarez, máximo responsable de la Iglesia Católica en Tenerife, quien en una entrevista concedida a la periodista de La Opinión de Tenerife Laura Docampo se destapaba con unas declaraciones no por esperadas (considerando los valores de la institución a la que representa) menos aterradoras. Como propone la conocida canción interpretada por Vanessa Williams, 'Save the best for last', nuestro buen amigo se guarda una traca final que ríete tú de las fallas. Sin que nadie tenga siquiera que invitarlo a ponerse en evidencia, él mismo se mete en un jardín de dimensiones amazónicas. Éste es un extracto de la parte de la entrevista más lamentable/memorable (no debemos dejar que opiniones como ésta sean simplemente fagocitadas por el olvido). Ni siquiera tengo claro si merece un comentario profundo y meditado, no porque no me parezca digno de un ser despreciable, sino precisamente por eso. Sólo puedo sentir (y expresar) repugnancia.
Aquí os dejo con el 'show de Berni':
Laura Docampo: ¿Qué opina de la homosexualidad?
Bernardo Álvarez: Yo creo que lo primero que hay que hacer es distinguir a las personas del fenómeno. Las personas son siempre dignas del mayor respeto. Si una persona, por una razón fisiológica elige esta forma de vida me merece mi máximo respeto. Otra cuestión es que la homosexualidad sea o no una virtud. Hay que tener mucho cuidado hoy en día porque no se puede decir que la homosexualidad se sufre o se padece. No es políticamente correcto decir que es una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano. Eso que decía cualquier diccionario de Psiquiatría diez años atrás, hoy no se puede decir. Está clarísimo que, en este sentido, mi pensamiento es el de la Iglesia: respeto máximo a la personas. Pero, lógicamente, creo que el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones. Yo no digo que se reprima, pero entre no reprimirlo y promoverlo hay un margen. Creo que hay que promover la educación. Los valores de la feminidad y la masculinidad debemos inculcarlos en los niños. Puede que nos digan que estos valores son retrógrados, pero nosotros pensamos que estos valores respetan la libertad pero al mismo tiempo orientan a las personas.
L.D.: ¿Hay que orientar la sexualidad?
B.A.: No se puede dejar a las personas libradas a lo que salga, ¿por qué no hacemos lo mismo con la violencia o con otros impulsos que tiene el ser humano? Además, sólo un 6% de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas. No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.
L.D.: La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
B.A.: Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
L.D.: Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
B.A.: Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.

1 comentario:

A Raíña Vermella dijo...

Non me podo crer que este post non tivera comentarios. Pero que brutal!!!! O dos valores da feminidade e a masculinidade (??) e o dos menores de trece anos que "van provocando" (tes razón, aí víuselle o plumeiro cosa mala) é das cousas mais fortes que saíron ultimamente nos medios. O bo é que xa non fai falla nin desenmascaralos.